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Las angustiosas 18 horas de Yassir: “No sabía si podría entrar”

Un inmigrante afgano y su familia son recibidos como héroes por los manifestantes anti-Trump que han protestado por el veto migratorio

Silvia Ayuso
Manifestantes en el aeropuerto de Dulles, a las afueras de Washington.
Manifestantes en el aeropuerto de Dulles, a las afueras de Washington.THOMAS WATKINS (AFP)

Lo último que esperaba Yassir Razawi al poner pie por primera vez en Estados Unidos era recibir una bienvenida de héroe. Cientos de personas lo vitorearon a él y a su familia —su mujer y dos niñas de 3 y 5 años— cuando salió por la puerta del aeropuerto internacional de Dulles, Virginia, la noche del domingo. Las pequeñas recibieron un peluche de regalo, Razawi aferraba con fuerza la bandera estadounidense que le habían entregado. Su mujer guardaba unos vales de regalo que le habían puesto en las manos, sin saber bien qué hacer con ellos. Pero lo principal, contaba cuando se recuperó de la emoción, era el alivio de saberse ya en EE UU.

Algo que, pese a que el veto migratorio de Donald Trump no afecta por el momento a los migrantes de Afganistán, no tuvo muy claro desde que el viernes se conoció la orden presidencial norteamericana. Por eso, decidió acelerar los preparativos, guardar solo lo que cupiera en dos maletas y partir cuanto antes “sin mirar atrás”, explicó, pese a que no sabía siquiera si le dejarían entrar.

“Han sido 18 horas de vuelo y no sabía si iba a lograr entrar o si me iban a detener o rechazar. Pero al final, no pasó nada malo y pudimos entrar, estoy verdaderamente feliz”. Razawi llegó a EE UU con una visa SIV, la Special Immigration Visa, un visado especial que EE UU concede a ciudadanos iraquíes y afganos que han trabajado para el Ejército o Gobierno estadounidense en sus países. Razawi trabajó en Afganistán como traductor para los estadounidenses durante los últimos tres años. Antes, lo hizo durante otros 16 para agencias de desarrollo internacionales. Como tantos afganos que trabajan para gobiernos extranjeros, Razawi y su familia estaban amenazados de muerte. Sentía que podían ser atacados en cualquier momento. No se esperaba que el país por el que tanto arriesgó podría cerrarle las puertas.

“No somos una amenaza para EE UU, mírennos. Nosotros hemos trabajado para el gobierno estadounidense, lo hemos apoyado, y esta orden ejecutiva no tiene sentido”, lamentaba.

Razawi y su familia ya están en EE UU y esta noche dormirán en un alojamiento que les ha organizado la fundación No One Left Behind, que ayuda a los traductores afganos e iraquíes que han trabajado para las fuerzas estadounidenses. Motivo de celebración para Matt Zeller, cofundador de la organización y veterano de la guerra de Afganistán, donde habría muerto de no ser por la intervención de su traductor, que mató a dos talibanes que iban a disparar contra él, cuenta.

Pero a Zeller, que no ha descansado desde que el viernes se conoció la orden de Trump, se le pone el gesto serio rápidamente. Razawi es una historia de éxito, pero hay muchas más preocupantes, las de los traductores iraquíes con visado especial que están amenazados y que, tras más de un año de gestiones e interrogatorios para recibir el visto bueno para entrar a EE UU, han visto cómo les daban un portazo cuando estaban a punto de lograr su sueño. Desde el viernes, la organización de Zeller ha sabido de dos iraquíes que fueron detenidos en Nueva York y Filadelfia y también ha recibido información de iraquíes que no pudieron despegar con destino a EE UU desde Egipto, la India y Turquía.

“Imagínate cómo es estar en el avión en Turquía y, a 10 minutos de despegar, cuando empiezas a pensar que todo va a salir bien, te sacan a ti y a tu familia y te dicen que tienes que volver a Irak, donde te tienen amenazado y donde además ahora te has quedado sin casa porque lo vendiste todo para venir a EEUU”, señaló.

La orden ejecutiva de Trump es una medida “absolutamente desmesurada”.

Pese a la corrección que ha hecho en las últimas horas el Gobierno de Trump, aclarando que los que tengan un permiso de residencia legal, o green card, podrán regresar a EE UU, los expertos no se fían de que las condiciones para los más afectados por el veto migratorio vayan a mejorar pronto. “Si eres iraquí y tienes una green card, yo no recomendaría que viajes al extranjero por el momento”, aconsejaba Dan Press, uno de las decenas de abogados que se desplazaron hasta el aeropuerto de Dulles para ayudar a posibles afectados por el decreto presidencial. Razawi también tenía un consejo para otros afganos con visado listo.

“Que no esperen más, que hagan las maletas y se vengan, porque no sabemos qué más puede pasar. Todo es muy impredecible ahora”.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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