La paz en Colombia mira a 2018
La carrera presidencial ha empezado aunque no se haya cerrado el acuerdo de paz con las FARC
Es bastante común escuchar dentro del mundo de los analistas colombianos que la clase política del país debería dejar de lado sus aspiraciones personales y rescatar el proceso de paz, es decir, que todos unidos trabajen por salvar el acuerdo entre el Gobierno y las FARC. En todo caso, dicha frase, aunque suene bonita, no tiene la menor probabilidad de que se vuelva realidad. Lo que importa en este momento es cómo se llega al 2018 y obviamente el resultado del nuevo acuerdo de paz es fundamental.
En el espectro de la derecha existen, en este momento, cuatro competidores. El Centro Democrático, en cabeza del expresidente Uribe y que escogerá seguramente a Iván Duque como su candidato; el exprocurador Alejandro Ordoñez, quien a partir de discursos fanáticos ha logrado atraer sectores religiosos y conservadores; la exministra Marta Lucia Ramírez, quien cree que aún conserva los dos millones de votos de la primera vuelta presidencial del 2014 y, claro, vicepresidente German Vargas Lleras, quien todos los días se debate entre la oposición al Gobierno Santos, es decir, su propio Gobierno, para así lograr atraer sectores de derechas descontentos y la opción de mantenerse en el Gobierno que le permite tener unos buenos votos de maquinaria y clientela política.
De haber ganado el ‘sí’ el 2 de octubre pasado, el vicepresidente aspiraba mediante su bajo apoyo al proceso de paz a recoger toda la derecha del país, lo cual le significaba algo más de cinco millones de votos. Lo ponía en segunda vuelta presidencial sin problemas. Para la clase política colombiana Vargas Lleras era el candidato a derrotar. Con los resultados de plebiscito ese panorama cambió drásticamente.
Popularmente se cree que el voto del ‘no’ es un voto diverso, que agrupa a sectores sociales con aspiraciones y visiones de la vida muy diferentes. Además, se cree que ese voto tiene diferentes representaciones. La verdad es que esto es falso, el voto del ‘no0 es muy homogéneo. Por ejemplo, a nivel territorial. la correlación entre los votos obtenidos por Óscar Iván Zuluaga en la segunda vuelta de 2014 y el ‘no’ en 2016 es bastante fuerte: 0,79. Esto lo que quiere decir es que allí donde ganó Zuluaga en 2014 se tendió a votar por el ‘no’. Todo esto a su vez significa que la gran mayoría de los más de seis millones de votos del ‘no’ pueden votar por un candidato uribista. Este cálculo ha llevado a que varios sectores uribistas se planteen que Álvaro Uribe puede ser candidato vicepresidencial en una formula con Iván Duque. Algo que en principio podría ser ilegal pero de lo que no hay claridad jurídica.
De tal forma que las aspiraciones de Marta Lucia Ramírez, Ordoñez y Pacho Santos están prácticamente enterradas. Por su parte. Varga Lleras se encuentra en serios problemas, ya que su voto natural, que es la derecha, está copado por otro candidato y no tendrá otra alternativa que moverse hacia el centro y el centro izquierda o intentar dividir la derecha homogénea, cualquiera de las dos le costará bastante trabajo.
Hacia el centro y el centro izquierda habría dos candidatos bastante fuertes: Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. Cada uno de ellos podría llegar a contar con entre dos y tres millones de votos. Claro está que de La Calle tiene un importante contrincante que es Rafael Pardo, y Fajardo es un buen candidato pero no tiene partido político. Algunos políticos están intentando fraguar una alianza entre De La Calle y Fajardo, para que se dé una fórmula que llegue a los seis o siete millones de votos en primera vuelta, lo cual sacaría a Vargas Lleras para la segunda vuelta presidencial.
Por ello algunos militantes de Cambio Radical, el partido del vicepresidente, están auspiciando una consulta o primaria dentro del liberalismo, en la cual estén además de Humberto de La Calle, la senadora Vivian Morales y el senador Juan Manuel Galán. Y claro, Cambio Radical quiere influir en la consulta primaria y ponerle los votos a Morales y con eso sacar del juego a de La Calle. Ahora bien, se preguntaran algunos, ¿y la izquierda qué? Pues la izquierda bien, gracias, pasó y dejo saludos.
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