La financiación rusa de partidos políticos europeos inquieta a la UE
Los líderes pretenden abordar el problema en la cumbre que arranca el jueves en Bruselas
La Unión Europea asiste perpleja a la creciente influencia que gana Rusia en territorio comunitario. Hace tiempo que los grandes partidos políticos, especialmente el Partido Popular Europeo, intentan desentrañar la financiación, directa o indirecta, que diversas entidades rusas procuran a formaciones políticos extremas en Europa. Los jefes de Estado y de Gobierno, que se reúnen este jueves y este viernes en Bruselas, planean abordar el asunto dentro de un debate más amplio sobre Rusia, señalan distintas fuentes diplomáticas.
La relación entre la UE y Rusia constituye la principal discusión estratégica que mantendrán los líderes en esta cumbre europea. La intención inicial era la opuesta al planteamiento de ahora. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, pidió un debate sobre el enfoque comunitario hacia Moscú en un momento en que el Kremlin mostraba una actitud constructiva en el conflicto de Ucrania. Pero el calendario de la cumbre ha hecho coincidir ese debate con la fase más cruda de la crisis siria y la evidencia de que el Kremlin es el principal responsable de las atrocidades que ocurren en la ciudad siria de Alepo. En ese contexto, la discusión girará en torno a la convenciencia de penalizar a Rusia por su actitud (con sanciones incrementadas, como piden Reino Unido y Francia). Pero también se ampliará el foco para hablar de la manera subrepticia como Moscú influye en la agenda de la UE.
Varias casas europeas de análisis —como el Political Capital Institute, con sede en Budapest— han revelado que entidades rusas financian las actividades del Frente Nacional de Le Pen en Francia, de Jobbik en Hungría, de Aurora Dorada en Grecia y de otros partidos en República Checa, Eslovaquia y los países bálticos. Y vinculan el signo de sus votaciones parlamentarias con posiciones favorables al Kremlin. “No deberíamos ser ingenuos respecto a lo que hace Rusia”, asegura un alto cargo europeo. La capacidad para lanzar ciberataques y la estrategia de desinformación que promueve el régimen ruso sobre algunos episodios europeos —entre ellos el del avión que partió de Ámsterdam y que fue derribado a su paso por el Este de Ucrania— formarán parte del debate.
Los más beligerantes (Londres y París) querrían ver ya nuevas sanciones sobre Moscú. La propia Angela Merkel, en principio reacia a esa estrategia, es cada vez más partidaria, aunque la parte socialdemócrata de su Gobierno muestra recelos. La diplomacia europea no espera medidas concretas de esta cumbre, que sí preparará el terreno para la próxima, en el mes de diciembre. Ahí será inminente la decisión sobre si la UE renueva en enero el castigo económico que aplica a Moscú desde hace algo más de dos años, a raíz de la anexión de Crimea.
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