El tiroteo de Luisiana aumenta la tensión en la convención republicana que debe coronar a Trump
Las armas están permitidas en las protestas en Cleveland, que está tomada por las fuerzas de seguridad
La muerte de tres policías en Baton Rouge (Luisiana) por un tiroteo añade tensión a la convención del Partido Republicano que el lunes arranca en Cleveland (Ohio) y que ya tenía previamente a las autoridades de la ciudad en vilo. El Estado donde Donald Trump va a coronarse candidato a la Casa Blanca es de los más permisivos con el uso de las armas: no solo pueden poseerse, sino que pueden llevarse a la vista, y eso incluye el rosario de protestas de toda índole organizadas para estos días en paralelo al cónclave conservador.
La situación es paradójica: se ha establecido una zona de seguridad de 2,5 kilómetros cuadrados en el centro de Cleveland, en la que estará prohibido llevar todo tipo de objetos cotidianos, como botellas de cristal y pelotas de tenis, pero estarán permitidas las pistolas. Estas solo se vetarán en las inmediaciones del pabellón que acogerá la convención.
Algunas zonas del centro de Cleveland son este domingo los de una ciudad fantasma, blindada por vallas policiales y con centenares de agentes desplegados (2.500 procedentes de otras localidades). Las autoridades prevén que haya altercados y detenciones durante la convención, que atraerá a 50.000 visitantes. Se ha garantizado la disponibilidad de hasta unas 1.000 plazas en las prisiones de la ciudad y los juzgados estarán abiertos 20 horas al día para procesar con rapidez las detenciones.
Algunas imagenes hoy desde #Cleveland: una ciudad fantasma tomada por la policía por la convención republicana pic.twitter.com/m5yrkcTvcJ
— Joan Faus (@joanfaus) July 17, 2016
La mayoría de personas que pasean al mediodía en los alrededores del pabellón son periodistas, miembros de la convención y agentes de seguridad. “No era para nada así hace cuatro años pero ha pasado mucho desde entonces”, dice una delegada de la convención, que declina dar su nombre, y que acudió a la cita republicana de 2012 en Tampa.
Lisa Anderson, de 45 años, es una de las pocas residentes de Cleveland que pasea cerca del pabellón. Se declara “feliz” de que su ciudad acoja la convención y dice entender el despliegue de seguridad. “Uno siempre está preocupado de que pueda pasar algo, pero espero que todo vaya bien”, asegura.
Las muertes afectan a las esencias republicanas
Las muertes de este domingo en Baton Rouge también afectan a las esencias del partido republicano, más allá de la convención. Sucesos como este o el de Dallas, o matanzas como la de la Orlando en junio, acaban derivando en el debate de las armas. En Estados Unidos, comprar un rifle es una tarea que lleva pocos minutos y, para el partido conservador, el derecho, amparado por la Constitución, de cualquier ciudadano a tener una pistola es una libertad sagrada.
Cuando una tragedia desvela la falta de control sobre quiénes pueden comprar armas, con la conmoción, parece abrirse camino entre los republicanos para pactar alguna medida para aumentar la supervisión. Luego, vuelve la calma, y con esta, sigue el statu quo.
El miedo a incidentes ha llevado a las autoridades a preparar un despliegue de seguridad masivo. Se esperan numerosas protestas contra Trump. Su discurso a lo largo de la campaña de primarias ha sido insultante con mujeres y minorías, y no se ha desmarcado del apoyo que le han expresado los supremacistas blancos.
La semana pasada, tras la emboscada que mató a cinco policías en Dallas, el Nuevo Partido Panteras Negras, un movimiento reivindicativo del “poder negro”, avanzó que sus miembros llevarían armas durante las protestas en la convención para defenderse en caso de necesidad.
En un anticipo de posibles tensiones, un hombre acudió el domingo por la mañana con un rifle militar AR-15 a la Plaza Pública, una de las principales de Cleveland. El hombre, que permaneció allí un rato, quería reivindicar su derecho a portar armas, un mantra para el Partido Republicano. El mensaje es poderoso porque ese es el rifle más utilizado en las últimas matanzas en EE UU.
En la plaza, hay seguidores de Trump, como Julian Raver, que muestra una versión pequeña de un cuadro enorme que ha pintado en honor al candidato republicano: incluye el rostro de Trump junto a un águila envuelta en la bandera estadounidense y el planeta tierra de fondo. El cuadro original prevé subastarlo tras las elecciones presidenciales de noviembre.
“Es la bandera rota cayendo y siendo rescatada por el espíritu del país, a la vez que lo rescata lo está haciendo nuevo y sacando la visión de un hombre que viene del cielo”, explica Raver, de 45 años, nacido en Reino Unido, criado en España y que lleva 20 años en EE UU. Acudirá a la convención como delegado sustituto por el Estado de Nueva York.
El pintor, que lleva una gorra con el lema de campaña de Trump (Volver a hacer grande a América), esgrime que la experiencia empresarial de Trump lo hace “el mejor hombre” para ocupar el Despacho Oval y defiende la retórica agresiva del magnate contra los inmigrantes. “No es contra los inmigrantes, es contra la inmigración ilegal, no es contra la raza. Lo que quiere hacer es que la gente respete las leyes, que la gente entre legalmente”, dice Raver, que vivió dos años como ilegal en EE UU, en referencia a la propuesta de Trump de construir un muro fronterizo con México y expulsar a todos los inmigrantes indocumentados.
Su cuadro es la atracción de la plaza. La otra es un helicóptero que sobrevuela el centro de Cleveland con una pancarta que reza: “Hillary a la prisión en 2016”, en referencia a la investigación judicial, ya cerrada, a la candidata demócrata, Hillary Clinton, por el uso de un correo electrónico privado como secretaria de Estado.
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