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Moneo en la malla infinita

El Pritzker español visita la megalópolis latinoamericana, Ciudad de México

Pablo de Llano Neira
Rafael Moneo, en primer término, y Miquel Adrià en México.
Rafael Moneo, en primer término, y Miquel Adrià en México.FELIPE LUNA

Exigente para el análisis, Rafael Moneo pospuso muchos años su visita a la Ciudad de México porque consideraba que era un lugar que merecía tener bastante tiempo para observarlo con detenimiento. En noviembre, a sus 79 años, la conoció por primera vez, aunque no pudo estar más de cinco días. Y esta semana ha vuelto para inaugurar una retrospectiva sobre su obra y participar en el festival Mextrópoli. Ese periodo corto de contacto con la ciudad ha sido suficiente para que el premio Pritzker de 1996, tan reconocido por sus edificios como por su aportación teórica, haya concebido una idea precisa de su particular identidad urbana: “Es como una sábana, como una malla o un magma vivo que se extiende ocupando el espacio. No querría destacar un edificio por encima de su valor conjunto. El carácter de esta ciudad está más en el plano horizontal que en el plano vertical de su arquitectura”.

Este sábado abre al público la muestra. Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo, 1961-2013, coproducida por la Fundación Barrié y el Estudio Rafael Moneo y exhibida antes en A Coruña y en Lisboa. 46 proyectos a través de 17 maquetas, 143 fotografías y 98 dibujos originales. El arquitecto español la visitó este viernes para ver el montaje en el Museo de la Ciudad, un palacio del siglo XVIII rehabilitado por el mexicano Pedro Ramírez Vázquez. Al entrar, Moneo se movía por el patio con calma, dando pasos cortos: “Está estupendo”, decía, “está estupendo”. Luego subió a las salas de su exposición. Pasando de habitación en habitación fue recordando a los autores que lo marcaron (Alvar Aalto, su maestro Jørn Utzon, Aldo Rossi…) y sus proyectos memorables: L’Illa Diagonal (Barcelona, 1993), El Kursaal (San Sebastián, 1999), la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles (2002), la ampliación del Museo del Prado (Madrid, 2007). El montaje milimétrico, ajustado incluso al desnivel del palacio, producto del hundimiento del lodoso suelo de la ciudad, lo entusiasmó: “Me está pareciendo hecho casi a guante”, dijo con su tono discreto.

Perspectiva a mano alzada de Rafael Moneo de la Ópera de Madrid (1962).
Perspectiva a mano alzada de Rafael Moneo de la Ópera de Madrid (1962).CORTESÍA FUNDACIÓN BARRIÉ

Al llegar a la maqueta de la ampliación del Prado se detuvo. Contó lo que le había costado llevarla a cabo. La polémica que levantó. El tiempo que tuvo que esperar hasta ejecutar el proyecto. Cómo frenó el resto de su actividad para que todo su esfuerzo estuviese en intervenir bien en la casa de Goya y de Velázquez. “Fue una obra dificilísima, pero conseguimos que al final se vea como una obra que quedó al servicio de la ciudad”. Un rato antes, en su hotel, explicaba el valor que le da a la aportación de la arquitectura al desarrollo urbano: “Es la meta más ambiciosa a la que se puede aspirar. A los arquitectos que vienen les pediría que piensen siempre que su trabajo debe integrarse en la ciudad bajo un principio de continuidad, como una capa mineral que contribuye a definir un fósil”.

Con él se encontraba el arquitecto catalán Miquel Adrià, director del Festival Mextrópoli, un universo de conferencias y actividades que tiene a Moneo como una de sus figuras (otra refulgente es Thom Mayne, Pritzker 2005). Unas 22.000 personas, arquitectos, urbanistas, estudiantes, se reunirán en la Ciudad de México desde este sábado hasta el martes y tendrán al alcance tanto la muestra de Moneo como su conferencia magistral dentro del Festival: “Es la ocasión de ver el trabajo de uno de los arquitectos más influyentes, no sólo por su obra sino por cómo ha ayudado a pensar la arquitectura”, dijo Adrià.

Moneo destaca que su exposición es un homenaje al dibujo, a la forma tradicional en que los arquitectos pudieron proyectar el espacio y convertirlo dentro de su mente en un ente “manipulable”. Lo que se exhibe “es un material muy próximo a la mano del arquitecto todavía”, comenta un maestro de un oficio casi artesanal que está siendo transformado por la digitalización. Los arquitectos piensan el espacio con las manos. Moneo las mueve casi sin que se note.

Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo, 1961-2013. Museo de la Ciudad, Ciudad de México, del 5 de marzo al 1 de mayo.

Festival Mextrópoli, Ciudad de México, del 5 al 8 de marzo.

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