En busca de los diseñadores del futuro
Los concursos para talentos emergentes como el LVMH Prize o el Vogue Who's On Next se han convertido en un recurso fundamental para impulsar una firma
Triunfar en la industria de la moda puede convertirse en una empresa titánica para la que, en muchas ocasiones, no basta con tener talento. De ahí la importancia que están cobrando en el sector los concursos para jóvenes diseñadores, cuyo objetivo es ayudar a firmas emergentes a consolidar y hacer crecer su negocio. Promovidos en su mayoría por grandes compañías o revistas especializadas, todos los certámenes incluyen una cuantiosa dotación económica —la cantidad varía sensiblemente entre unos y otros— y suelen proporcionar asesoramiento profesional a ganadores y finalistas. En algunos casos, los vencedores también reciben una invitación para desfilar en una semana de la moda o financiación para producir una colección cápsula.
El fenómeno no es nuevo. En 1954, dos de los diseñadores más influyentes del siglo XX, Karl Lagerfeld e Yves Saint Laurent, entonces unos desconocidos de 21 y 18 años, le dieron un impulso a su carrera al ganar el International Woolmark Prize, que hoy sigue distinguiendo a jóvenes creadores que utilicen en sus prendas lana de merino. Sin embargo, el galardón más codiciado del momento es probablemente el LVMH Prize, premio que el conglomerado de lujo lanzó en 2013 para descubrir y apoyar nuevos talentos (y, tal vez, nutrir así su propia cantera). Abierto a menores de 40 años que hayan diseñado un mínimo de dos colecciones, el ganador recibe 300.000 euros y un año de apoyo técnico y financiero por parte de LVMH. Un jurado formado por diseñadores de la talla de Maria Grazia Chiuri (Dior), Nicolas Ghesquière (Louis Vuitton) o J.W. Anderson (Loewe), entre otros, elegirán el próximo viernes a su favorito entre ocho finalistas.
Grace Wales Bonner, la diseñadora londinense de 26 años que se alzó con el LVMH Prize en 2016, describe el día que ganó como “surrealista”. “Creía que la entrevista con el panel de diseñadores no me había salido muy bien, así que fue toda una sorpresa cuando oí pronunciar mi nombre”, recuerda a este periódico. El apoyo económico recibido en este último año, asegura, ha transformado su negocio: “He invertido la beca en desarrollar la línea de productos, he ampliado mi equipo y he lanzado una nueva web”.
Las distintas ediciones de la revista Vogue también están jugando un papel muy activo en la misión de encontrar y lanzar a las estrellas del futuro. La edición estadounidense entrega desde 2003 el premio CFDA/Fashion Fund; un capital de 400.000 dólares, un año de asesoramiento profesional y la biblia de la moda como plataforma son algunas de las prebendas que recibe el vencedor. Cinco años después, el Vogue británico creó junto al British Fashion Council el BFC/Vogue Designer Fashion Fund, un galardón que este año, como novedad, ha repartido las 200.000 libras del premio entre dos firmas: Mother of Pearl y palmer//harding. Como embajadora del BFC, la ex primera dama Samantha Cameron forma parte del jurado.
En España la iniciativa también la lidera la revista Vogue que, con el apoyo de Inditex, lleva seis años celebrando su concurso Who's on Next, dotado con 100.000 euros, y cuya edición 2017 acaba de coronar al jienense Leandro Cano. Moisés Nieto, ganador en 2016 y miembro del jurado que ha elegido a Cano, explica que el dinero le ha permitido ampliar su plantilla y cumplir varios de los objetivos que se había marcado para su firma. “Nuestra principal apuesta antes de ganar el concurso era la internacionalización de la marca, y gracias al premio hemos conseguido afianzar nuestro mercado en Japón y comenzar a vender en Hong Kong y Portugal. El aumento de la visibilidad de la firma también se refleja en las ventas de nuestra e-shop, en la que hemos invertido. Y, además, hemos lanzado una nueva línea de moda masculina, Dos Studio”. Su experiencia es la prueba de que, con empujones así, la industria se mueve. Y si el sector avanza, todos ganan.
Grandes desafíos
Las dificultades a las que se enfrentan estos nuevos talentos para transformar su vocación por el diseño en un negocio viable pueden ser enormes. La primera, y más obvia, es el dinero; o, mejor dicho, su ausencia. “La necesidad de capital siempre es un enorme obstáculo para los diseñadores jóvenes independientes”, constata Grace Wales Bonner. El también diseñador Moisés Nieto cree que la piedra en el camino en España es la dificultad de hacerse un hueco en el extranjero. “En España es casi imposible vender, y el consumo de moda es inexistente —dice—. Es cierto que tampoco hay una cultura de moda como la que existe en otros países, pero estamos luchando para que esto cambie y muchos diseñadores de nuestra generación hemos logrado tener visibilidad fuera de nuestras fronteras”. Ellos dos han recibido un acicate para lograrlo. “Aún así, hay mucho trabajo por hacer y la competencia es dura”, concluye Nieto.
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