Las #personasquesemueven hacen falta ahora más que nunca
Médicos del Mundo lanza una campaña centrada en el aporte positivo de las personas migrantes. Y tú, ¿te mueves?
En solo una semana se han conmemorado dos fechas —no se puede usar la palabra celebrar en estos casos—: el sexto aniversario del inicio de la guerra en Siria, el 15 de marzo, y el primer aniversario del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, que permite a los primeros mandar de vuelta a todas las personas que entren de manera irregular desde Turquía, incluyendo personas necesitadas de protección internacional. El lunes 20 hará un año que entró en vigor. Y, una vez más, otro artículo como es este repite que desde la Segunda Guerra Mundial no ha habido nunca tantos refugiados y solicitantes de ídem dando vueltas por el mundo, buscando un lugar seguro donde reconstruir sus vidas o, al menos, intentarlo: son 65 millones de personas en escenarios de toda clase: apiñados en la frontera mexico-estadounidense, o en la de Melilla con Marruecos, o en las playas de Grecia, en los campamentos de Turquía, en los asentamientos informales de Níger, de Camerún, de Kenia, de Malawi... El mundo es un mundo de refugiados ya.
La historia nos enseña que lo que ellos padecen: la persecución, la violencia, la muerte, la pérdida de bienes, empleos y personas, nos podría pasar a cualquiera de nosotros. Y, sin embargo, una buena parte de la sociedad es insolidaria, mantiene en la cabeza prejuicios a pesar de que otra buena parte de la sociedad intenta desmontar una y otra vez. Buenistas, les llaman a estos últimos los que no quieren escuchar y no quieren ponerse en la piel de quienes ahora lo están pasando peor.
Yo no les llamaría buenistas. Les llamaría personas que se mueven. Y #personasquesemueven es también la etiqueta que se ha dado a una campaña de la ONG Médicos del Mundo para visibilizar, en una intentona más, a todos aquellos migrantes y buscadores de protección que van de un lado a otro de este planeta. Para mí, esas personas que se mueven son también las que invierten su tiempo y sus esfuerzos en denunciar injusticias, en derribar prejuicios, en facilitar las cosas a quienes lo necesitan, en velar porque sus derechos sean cumplidos. Ellos han hecho esta campaña, que han montado en una página web a modo de relato multimedia interactivo con una infinidad de vídeos que conforman un viaje en el que conoceremos a personas de aquí y de allá que nos explican de dónde vienen, a dónde van, cuáles son las vicisitudes del día a día, cómo eran sus vidas antes... Y también, por qué no, a quienes ya viven en España.
#Siria6años En campos de refugiad@s, Baker ayudaba al voluntariado con las traducciones: así conoció a la familia que lo acogió en Cataluña pic.twitter.com/9RSVLOtqV1
— Médicos del Mundo +S (@MedicosdelMundo) March 15, 2017
En Personasquesemueven.org uno se puede acercar a 25 personas migrantes, refugiadas, profesionales de la salud y defensoras de derechos humanos. Como Mammadou Adiosuk, guineano, que lleva ocho meses esperando en España la resolución a su solicitud de asilo, a la familia Harchi, que malvive en una chabola pese a que hubo un tiempo en que la vida les fue mejor e incluso compraron un piso. A una voluntaria en Grecia, un juez del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, en Madrid, al polémico activista melillense José Palazón...
El web-doc tiene más usos. Por una parte, los ciudadanos que quieran podrán enviar mensajes a quienes han salido de su hogar y a los gobiernos para exigir que cumplan sus obligaciones de acogida. Por otra, está el componente educativo desde una pestaña llamada "herramientas pedagógicas". Aún no está activa, pero cuando lo esté se podrán descargar guías didácticas para sensibilizar y formar a en derechos humanos, género y salud a quien necesite ser formado. Jóvenes, profesionales del ámbito socio, sanitario, sociedad en general.
Trabajos como este los hacen personas que se mueven por otras personas, y este es un grupo en el que yo sí quiero estar. Apuntarse a esta campaña es una buena manera de empezar... o seguir. Porque, como dicen ellos mismos, las voces racistas y xenófobas no deben oírse más que aquellas que hablan desde la solidaridad.
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