Segunda parte
Dicen que las primeras partes son de los jugadores, y las segundas, de los entrenadores
Durante la rueda de prensa posterior al partido de ida de la eliminatoria de octavos de final de la Champions League que el FC Barcelona jugó el día de los enamorados en el campo del París Saint Germain, un periodista francés empezó su pregunta con esta frase: “Dicen que las primeras partes son de los jugadores, y las segundas, de los entrenadores”. Me pareció que aquella apreciación, como casi todo lo relacionado con el fútbol, servía para explicar nuestras vidas. La intuición nos dice que en nuestra existencia esto debería ser al revés, que la primera parte de la vida la manejan los que saben y la segunda queda en nuestras ya preparadas manos. Pero no es así. Cuando somos jóvenes jugamos sin preocuparnos por el marcador, porque creemos que decidamos lo que decidamos, si sale bien durará para siempre y si sale mal se olvidará mañana. En cambio, en la segunda mitad de nuestra existencia, cuando ya sabemos que todo aquello en lo que creíamos era erróneo, o no aplicable a nosotros, necesitamos un buen entrenador.
Así, esta mañana decidí que era el momento de ficharme un preparador. Llamé a mi preferido, Marcelo Bielsa, y le expliqué la situación en la que me hallo, cuál es mi idea de juego —antes alegre, ahora ya más conservador, aunque no me pregunten exactamente qué es lo que estoy intentando conservar— y lo que espero de él: conceptos simples, cambios radicales. “Este tío va a aceptar el puesto”, me dije. “Después de todo, no gana nada desde 2004, más o menos como yo”. Entonces, Marcelo me informó de que acababa de fichar por el Lille, que va el 16 en la liga francesa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.