_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ya era hora

La existencia de una cámara ha facilitado una actuación reclamada desde hace mucho tiempo, pero no puede convertirse en un requisito imprescindible

Almudena Grandes
El joven de 22 años que fue detenido tras ser grabado por una cámara de seguridad a su salida del Palacio de Justicia de Alicante.
El joven de 22 años que fue detenido tras ser grabado por una cámara de seguridad a su salida del Palacio de Justicia de Alicante. EFE/ MORELL

2016 no ha sido un año pródigo en buenas noticias. Desde la perspectiva del bienestar y la dignidad, de la paz y la convivencia, de la justicia y hasta de la alegría, casi todo lo que habría podido salir bien, ha salido mal, y las pocas realidades indiscutiblemente venturosas, como la paz en Colombia, han tenido que superar obstáculos de tal magnitud, que han deslucido su éxito final. En este año de guerras crueles, marcado por la desesperación de miles de refugiados que malviven a la intemperie en campamentos infames, las buenas noticias no pueden serlo del todo, pero aún así, hay que celebrarlas. Yo quiero celebrar hoy que la fiscalía haya decidido actuar de oficio en el caso de la brutal agresión que una mujer sufrió hace menos de un mes, a manos de su pareja, en el portal de su propia casa de Alicante. En el juicio, el agresor ha pedido perdón a las mujeres que se hayan identificado con el sufrimiento de su víctima, en las imágenes captadas por una cámara de seguridad. El hecho de que el fiscal haya decidido procesarle pese a que la agredida, paralizada por el pánico, no le haya denunciado, manifiesta sin embargo que los crímenes machistas no son una cuestión de sensibilidad femenina, ni un asunto en el que los intereses de hombres y mujeres vayan por separado, ni una indeseable consecuencia del amor, sino un delito muy grave que afecta a la sociedad en su conjunto. Ya era hora. En este caso, la existencia de una cámara ha facilitado una actuación reclamada desde hace mucho tiempo, pero no puede convertirse en un requisito imprescindible. Si la fiscalía la adopta como norma, los crímenes domésticos dejarán de ser íntimos, sus autores probarán el sabor del miedo, y algunas, quizás muchas, mujeres salvarán la vida. Ojalá.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_