Ibiza, plan B
El lujo actual consiste en deslizarse en un continuo de placeres, vivir un hedonismo que incluye la contemplación narcisista de sí mismo gozándolo
Nos encanta espiar a los famosos disfrutando del verano en Ibiza y Formentera. ¡Son tan bellas las islas! Pasar unos días disfrutando del sol, el mar, la gastronomía y la música se presenta como un plan A de primer orden mundial. Quizás por ello resulta chocante saber que los isleños temen la temporada veraniega, intensificada por la inestabilidad política de otros destinos turísticos mediterráneos: más de 2,5 millones de personas en verano 2015. La creciente envergadura turística de las Pitiusas (de pithy: pino, en griego; ¡olvídense de la etimología pitufa!) pone en peligro su atractivo.
La población pasa de unos 80.000 residentes reales hasta picos de más de medio millón. Se desbordan playas, aparcamientos y vías (trayectos habituales de 15 minutos exigen más de una hora); hummers terroríficos conducidos estilo culo prieto bajo nubes de cocaína invaden las deliciosas carreteritas; cientos de barcos varan asardinadamente en exquisitas bahías de dimensiones modestas, destruyendo las praderas submarinas de posidonia, patrimonio de la Humanidad; descerebrados arrojan colillas encendidas al campo seco; amantes del riesgo fuman porros en la gasolinera al tiempo que aconsejan a la encargada que se relaje (soy testigo); guerras del agua: piscinas llenas en las villas y cañerías secas en los pueblitos. Mientras, los nativos se refugian en casa o la realquilan y huyen; los privilegiados pasan agosto navegando.
Impera el famoseo, el postureo y el VIP Low Cost. Según Yves Michaud en El nuevo lujo. Experiencias, arrogancia, autenticidad, el lujo actual consiste en deslizarse en un continuo de placeres, vivir un hedonismo que incluye la contemplación narcisista de sí mismo gozándolo. Turistas disfrazados de hippies escucharán música chill out rodeados de budas. Traficantes alquilarán limusinas, lancha y mujeres, para hacerse selfies que les ayudarán a promocionar la mercancía. El selfie ostentará la experiencia para autoafirmarse como miembro legítimo de la élite de seres excepcionales. No mostrarán la cara B: aparente extralimitación de aforos en discotecas, sexo y abusos en las aceras, legiones de prostitutas de lujo empleadas para soportarlo todo, dinero negro en cajas B, urgencias desbordadas, muertos por balconing, aumento de los precios, camas calientes y precios de extorsión para los temporeros.
Necesitamos soñar con una cala solitaria (prueben a las 6.30 de la mañana, antes de las máquinas limpiadoras) o un algarrobo protector (los payeses vallan los campos hartos de las incursiones). Deseamos la emocionante caricia de los augustos rayos solares, confiar en la luz redentora. Felices vacaciones. Que el lujo les acompañe.
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