Este es el actor fetiche de Angelina Jolie y Jodie Foster
Este fin de semana se estrena la película 'El maestro del dinero' con Julia Roberts y George Clooney. Te explicamos por qué Jack O'Connell, el chico malo de 'This is England', está conquistando la industria del cine
Creo que hay una diferencia entre ser un gran actor y una estrella de cine. No necesariamente coinciden o ayudan la una a la otra", afirma Jack O'Connell (Derby, 1990) con un cerrado tirando a incomprensible acento inglés de Alvaston (un suburbio de su ciudad natal) cuando le preguntamos si Hollywood ha sido una meta o una consecuencia. Parecería que le está tirando una pulla a sus últimos compañeros, George Clooney y Julia Robert, a los que eclipsa en Money monster. Frente a las dos estrellas por antonomasia, él (a sus 25 añitos) es el único que no parece un actor en este entretenido thriller político-televisivo con el que Jodie Foster sigue buscando (todavía sin éxito) su voz como directora tras El castor.
''No me considero exhibicionista, pero odiaría tener que usar un doble de cuerpo por no tener pelotas para desnudarme en pantalla''
Su personaje es un joven desclasado de Queens que secuestra en directo a un famoso periodista económico que hizo perder millones a un montón de gente. "Puede llegar a dividir al público, algunos pueden pensar que es un malo sin redención", aclara sobre su naturaleza. "Pero no está disfrutando del acto de aterrorizar a los demás y no lo hace solo por él, sino por todas las personas que acabaron jodidas por esta situación". ¿Y él, sintió placer al apuntar con una pistola al hombre más exitoso y sexy del planeta? "Bueno, digamos que eso me dio una razón para gobernar mi energía y las escenas", responde tras una sonora carcajada. Lo que no debió ser tan divertido fue no compartir ningún plano con "la novia de América". "Al final del rodaje tuve la oportunidad de presentarle a mi madre, y fue genial, lo que me hizo ganar respeto por ella", cuenta sin dejar de tocarse la oreja (¿un tic nervioso? ¿la timidez del actor?) con la ilusión del chaval nacido en una familia obrera y no la "futura estrella" que Michael Caine pronosticó tras trabajar con él en el thriller Harry Brown.
La de Jack O'Connell es otra típica y exitosa historia de redención de un chico problemático que se crió en un contexto conflictivo. "Soy producto de mi entorno", afirma. Para huir de él, primero quiso ser futbolista y luego militar (aunque su historial delictivo se lo impidió). Hasta que Shane Meadows le dio una oportunidad en This is England, un drama sobre adolescentes skinheads en los 80. No pudo ser el prota por la edad (tenía quince años), pero su trabajo en este clásico indie no pasó desapercibido y le siguieron una galería de personajes tan violentos como creíbles: el mujeriego de la serie Skins, el preso de Convicto o el soldado de 71.
"En el entorno en el que crecí la ira y el enfado eran herramientas muy comunes, así que son emociones con las que estaba muy familiarizado cuando hacía los castings para estos papeles", explica cuando le preguntamos por qué cree que le dan roles tan marginales y tan al límite todo el rato. "Trabajo de forma muy consciente para desafiar esa imagen, aunque no es fácil, porque requiere imaginación por parte de los productores, que no es el caso". ¿Se siente, acaso, encasillado? "Creo que soy un actor con amplitud de registros, aunque no he tenido oportunidad de demostrarlo. Pero no me culpo".
El actor (que lleva su apodo de niño, Jack the Lad, tatuado en el brazo) logró canalizar su rabia dentro de la pantalla, pero no siempre fuera de ella: tras la muerte de su padre (de cáncer) se sumergió en una espiral de desenfreno que le colgó la etiqueta de bad boy y party boy por parte de los tabloides, a los que daba entrevistas borracho; incluso se le denegó el visado para hacer castings en EE UU. Hasta que —nos recuerda— llegó Santa Angelina Jolie la Salvadora y, con el drama bélico Invencible, no solo le abrió la puerta grande de Hollywood; también cambió su imagen y su registro con Louis Zamperini, un atleta olímpico que se alistó en las fuerzas aéreas para luchar en la Segunda Guerra Mundial y terminó en un campo de concentración japonés. Pese a ser un fracaso de crítica y público, eso no impidió que otra estrella directora, Jodie Foster, se fijase en él.No podemos pasar por alto su papelito en la secuela de 300, donde lo único que enseñó fue un físico que, dice, se niega a explotar (y eso que en Convicto se soltó con un desnudo integral). "No me considero exhibicionista, pero odiaría que se tuviera que traer un doble de cuerpo porque yo no tuve las pelotas para desnudarme en pantalla", se justifica.
Se le denegó el visado para hacer castings en EE UU por ir borracho a las entrevistas
O'Connell ya ha probado los sinsabores de la fama, el precio que se paga por estar en el punto de mira, cuando su crítica al proceso de casting para interpretar al joven Han Solo —que definió como "frustrante"— dio la vuelta al mundo. "Normalmente estoy acostumbrado a aprender algo de los rechazos, pero la respuesta que me dieron no tenía ningún sentido para mí. Fue irrelevante, de ahí mi frustración", se defiende. "Creo en la libertad de expresión, estaba siendo honesto". Nada de pataleta por no cumplir un sueño de infancia. Le preguntamos si le gustaría interpretar a un superhéroe y responde que solo si el guion le llega y va a tener un impacto en el público. Palabra de actor-actor. Por algo su dios es Gary Oldman. "No hay ningún momento en el que no me lo crea". Nosotros, por ahora, también le creemos a él.
• Money monster (El maestro del dinero) se estrena el 8 de julio.
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