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Pierre Bergé, “escandalizado” por las firmas que diseñan moda islámica

El cofundador de Yves Saint Laurent alza la voz contra las marcas que comercializan con 'hijabs' y 'burkinis'

Dos invitadas al evento Fashion Forward en Dubai.
Dos invitadas al evento Fashion Forward en Dubai.Ian Gavan (Getty Images)

"Estoy escandalizado. Los diseñadores no deberían tener nada que ver con la moda islámica", afirmó Pierre Bergé, el cofundador de Yves Saint Laurent, en la radio francesa Europe 1. El empresario, de 85 años, acusó a las casas de moda de "tomar parte de la esclavización de mujeres" y pidió a sus colegas que renuncien al dinero y adopten algunos principios: "Un diseñador debe estar ahí para hacer más bellas a las mujeres, para dotarlas de libertad, no para colaborar con esta dictadura que impone ese abominable velo con el que esconden a las mujeres y que les hace vivir una vida oculta", ha criticado.

Bergé, que reside la mayor parte del tiempo en Marruecos, aseguró que no es islamófobo "en absoluto" y quiso aclarar durante la entrevista que sus comentarios no tenían nada que ver con este hecho. El que fuera pareja —profesional y sentimental— durante 40 años de Saint Laurent se refirió en el medio francés, al menos de manera indirecta, a marcas como Dolce&Gabbana, Uniqluo, H&M y Marks&Spencer y sus recientes colecciones que incluyen hijabs y bañadores para cubrir todo el cuerpo excepto manos y rostro, conocidos popularmente como burkinis.

Los diseñadores italianos Domenico y Stefano lanzaron a principios de enero su primera colección para mujeres musulmanas. Abaya, la propuesta de D&G —que ya tiene 13 boutiques en los Emiratos Árabes Unidos y países como Bahrein, Kuwait, Qatar o Arabia Saudita—, hace referencia a las túnicas que cubren el cuerpo femenino casi en su totalidad.

La opinión de Bergé es un eslabón más en una cadena de protestas que han esgrimido en las últimas semanas diferentes personajes públicos de Francia. La ministra francesa de Derechos de las Mujeres, Laurence Rossignol, calificó de irresponsables a las firmas que alimentan el mercado de una moda que pretende controlar el cuerpo de la mujer. "No podemos considerar que sea banal e irrelevante que las grandes marcas estén invirtiendo en un mercado cuando las mujeres musulmanas no tienen posibilidad de elegir qué es lo que se quieren poner", afirmó la socialista. 

Rossignol habló directamente de la firma británica Marks&Spencer y criticó los burkinis que ha puesto a la venta recientemente. "Lo que está en juego es el control social sobre el cuerpo de las mujeres", apuntó la política, a lo que M&S respondió que ofrecen "una amplia gama de trajes de baño de calidad" y aseguró que gozan de un gran éxito a nivel internacional entre sus clientas.

El gigante sueco H&M, que ha lanzado una campaña con mujeres con velo como protagonistas bajo el lema "no hay reglas en la moda", también se ha referido a sus detractores con un comunicado.  "Nuestras colecciones permiten a cada uno vestir su personalidad, pero no animan a elegir un modo de vida en particular", explican. 

El humorista gráfico Plantu —trabaja en Le Monde y es presidente de la asociación Dibujos por la Paz— alimentó aún más la polémica el miércoles al publicar una viñeta en la que aparecían dos mujeres musulmanas vistiendo un hijab y una abaya, con gafas, bolso, pulseras y un collar de explosivos. Bajo el título "Dolce y Gabbana lanza una colección de hidjabs", el viñetista plantea una pregunta: "¿Para cuándo un cinturón de moda?".

Los intereses de las firmas que apuestan por la moda musulmana se amparan en unas arrolladoras cifras. Según la revista Fortune, las mujeres musulmanas gastaron 266.000 millones de euros en moda durante 2013 (más que Japón e Italia juntos). Para 2019 se espera que esta cantidad se duplique; un apetitoso pastel del que muchas marcas desean obtener su pedazo.

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