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Tentaciones

¿Silicon Valley? No, ¡Elche Valley!

Palmeras, buen tiempo y 'startups' que parecen salidas de un garaje. Un puñado de emprendedores están haciendo de la localidad alicantina una meca de la tecnología

Ilustración de Isabel Albertos Johnston

Si se piensa en Elche, es probable que lo primero que venga a la cabeza sea la icónica Dama de arte íbero, su palmeral, su tradicional industria del calzado o El Niño de Elche, la sensación del flamenco vanguardista. Lo que puede que no sea tan evidente es que esta localidad alicantina de algo más de 220.000 habitantes parece tener algo mágico para las startups tecnológicas. Desde allí se perfila, en cierto modo, lo que puede ser el futuro de nuestro país en campos como la aeronáutica y la robótica, y nacen empresas que entienden a la perfección qué es eso de ser 2.0. ¿Un Silicon Valley a la española? ¿Por qué no? Algunos de sus proyectos podrían haber nacido perfectamente al sur de la Bahía de San Francisco.

El caso más llamativo puede que sea el de las gafas de sol Hawkers. La marca empezó hace poco más de dos años con 300 euros aportados por cuatro amigos, y ha acabado 2015 con más de 40 millones de euros de facturación y siendo patrocinadora de Los Ángeles Lakers de la NBA. "La nuestra es una historia de garaje", explica Francisco Pérez, uno de sus fundadores. "Le comprábamos las gafas a una empresa americana y hasta les hackeábamos su web, pero vendíamos tantas que nos acabaron haciendo sus distribuidores ofi ciales", recuerda. En año y medio habían despachado tanto como la marca original en cinco, así que decidieron fundar Hawkers. Y controlando su propia producción de gafas de sol, con precios asequibles de entre 20 y 40 euros, han logrado colocar más de 1,6 millones de unidades.

El equipo de Hawkers.
El equipo de Hawkers.

Pero, ¿qué tienen que ver las gafas con una empresa tecnológica? Que su éxito no se explicaría si no fuera por su control de las redes sociales y de Facebook Ads, la herramienta de publicidad de la compañía de Mark Zuckerberg. "Nuestra manera de usar la aplicación hizo que nos invitaran a la sede de Facebook para ayudar a mejorarla. Ahora somos uno de los pocos betatester en Europa de sus productos nuevos", señala Pérez. Aunque aseguran que no cogieron ideas de su visita al cortijo de Zuckerberg, la sede de Hawkers no podría ser menos española: no hay despachos, tienen cocinero propio, mesa de ping-pong y la media de edad es de 26 años. Además, están justo frente a la sede de Tempe, la fi lial de la mastodóntica Inditex que fabrica todo su calzado. Un ejemplo a seguir para una startup que factura más de la mitad de su negocio fuera de España y que este verano ampliará su plantilla a 100 personas, con perfi les de Londres, Alemania o Italia. Todos residirán, naturalmente, en Elche.

PLD Space tiene un propósito más espectacular: cambiar para siempre la exploración espacial

La SpaceX europea

Si desde la localidad levantina Hawkers ha revolucionado el mercado de las gafas de sol, la empresa PLD Space tiene incluso un propósito más espectacular: cambiar para siempre la exploración espacial. Al estilo de SpaceX, la compañía del multimillonario Elon Musk, la empresa ilicitana está desarrollando cohetes espaciales reutilizables que harían de los lanzamientos algo mucho más asequible. "Los cohetes que hay disponibles están pensados para lanzar satélites enormes", explica Raúl Verdú, uno de los fundadores de la compañía, "pero los de nueva generación pueden pesar poco más de un kilo". Como, aparte de Elon Musk en EE UU, en Europa no lo hace nadie, los datos de la empresa son esperanzadores: en 2013 recibieron una inversión de un millónde euros, y esperan una inyección de capital con la que pasarán de seis a treinta trabajadores. Además de su carácter internacional, la compañía tiene dos bases de operaciones fuera de Alicante: en Teruel, donde está el banco de pruebas de sus motores, y en Huelva, donde harán sus primeros lanzamientos en 2018.

Así serán los lanzamientos de PLD Space.
Así serán los lanzamientos de PLD Space.

"Ya tenemos varios clientes interesados, pero obviamente no podemos decir nombres", cuenta Verdú con cierto punto enigmático. Según el fundador de la SpaceX levantina, su éxito ha sido posible porque "en Alicante existe el tejido industrial necesario para lanzar un proyecto así" y gracias, en parte, al apoyo del Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), donde tienen su sede. PLD Space no es la única compañía de Elche que intenta llegar al espacio. Emxys se encuentra diseñando junto a la Agencia Espacial Europea una sonda para aterrizar en el asteroide Didymos. ¿El objetivo del plan? De ciencia ficción: modificar su órbita en caso de que vaya a colisionar con la Tierra al más puro estilo Deep impact. Además, también están implicados en la misión Mars sample and return, que traerá a nuestro planeta 500 gramos de tierra marciana para su estudio.

El equipo de Aisoy con su creación.
El equipo de Aisoy con su creación.

Al igual que PLD Space, Emxys se encuentra en el Parque Científico de la UMH, donde comparte espacio y ambiente de compañerismo con startups como Ion Eyewear, que desarrolla las gafas inteligentes WeON glasses; Prompsit, que se centra en sistemas de traducción automática; o Aisoy Robotics. "Lo que uno no sabe, lo sabe el otro y, aunque no te conozcas, echas una mano", explica José Manuel del Río, CEO y cofundador de Aisoy. Su empresa fue una de las pioneras en hacer realidad algunas de las teorías de Alan Turing y plantear que eso de hablar con una máquina no es ciencia ficción. "Empezamos en 2010 haciendo un robot con el que puedes hablar. Ahora es más fácil comprender algo tipo Siri, pero entonces nadie lo entendía", recuerda. La empresa acaba de presentar un robot emocional multiuso capaz de conversar con humanos, interactuar con niños autistas, enseñar programación o hasta hacer obras de teatro. Algunos de ellos ya se venden en Australia o EE UU. De hecho, no sería raro que alguno haya acabado en Silicon Valley, donde quizás no sepan que procede de un lugar bastante lejano pero no demasiado distinto, con startups, sol y palmeras, pero en el que, en el lugar del viento de California, sopla la brisa del Levante.

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