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CONVERSACIÓN GLOBAL
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Más miedo y realismo contra el yihadismo

La cautela ha marcado las políticas de Obama en la lucha contra el terror del Estado Islámico

Estados Unidos afronta la lucha contra el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) como un proceso de aprendizaje constante, en el que evita dar nada por seguro. “Estamos aprendiendo”, dijo en febrero el subsecretario de Estado, Tony Blinken. “Es un trabajo en curso”.

El objetivo del número dos de la diplomacia estadounidense era explicar los avances en la lucha contra el extremismo violento un año después de que la Casa Blanca organizara una cumbre sobre ese asunto. Blinken enumeró avances, pero siempre con prudencia.

Desde un principio, el Gobierno de Barack Obama fue cauto en su campaña contra el ISIS. El presidente estadounidense buscaba evitar los errores de Afganistán e Irak, dos guerras que prometió terminar al llegar a la Casa Blanca en 2009. Pero el auge del ISIS le forzó a volver a Irak en agosto de 2014. Obama mantiene su reticencia a mandar tropas de combate contra los yihadistas en Irak y Siria, pero ha aumentado el despliegue militar.

Al año y medio del inicio de la guerra contra el ISIS, la prudencia se mantiene. Y se percibe más realismo. También más miedo. El ataque de dos simpatizantes yihadistas el pasado diciembre en San Bernardino (California), en que murieron 14 personas, fue un punto de inflexión. El poder de atracción del ISIS consiguió su primer gran golpe en EE UU. El temor de la opinión pública a un atentado escaló a los niveles posteriores al 11-S en 2001. Obama se vio obligado a hacer pedagogía de su estrategia contra los yihadistas y a prometer hacer más.

Blinken, como Obama, reconoció límites. EE UU, adujo, no puede intervenir en cualquier país en crisis. Irak, esgrimió, demuestra que las soluciones militares no bastan, se precisan también políticas. Pero esa, admitió, es la “parte más difícil”.

Hace un año, Obama ensalzaba la integración de los musulmanes en EE UU. San Bernardino ha cuestionado ese paradigma: uno de los autores era un musulmán nacido en Chicago. El ataque ha abonado la islamofobia en el país. El presidente pide no olvidar los valores de integración estadounidenses.

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