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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Malas maneras de Maduro

El presidente de Venezuela usa las instituciones para obstaculizar las tareas de la nueva Asamblea Nacional

El País

Nicolás Maduro ha empezado a mover sus fichas para complicar las tareas de la nueva Asamblea cuando esta tome posesión en enero. Tras un primer movimiento de aceptación de los resultados, y de felicitarse por el triunfo de “la Constitución y la democracia”, el presidente de Venezuela ha recuperado su habitual discurso incendiario y llamó el miércoles, ante sus seguidores —que lo aclamaban frente al palacio presidencial—, a que “el pueblo revolucionario” luche contra la “guerra económica” que atribuye a la oposición. El jueves reunió a cerca de un millar de delegados del Partido Socialista Unificado de Venezuela en un congreso para analizar las razones de la derrota, pero sobre todo para reafirmar su liderazgo al frente del proyecto bolivariano.

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La bronca irrupción de un grupo de activistas violentos vinculados a Maduro en el acto de un exministro de Chávez hoy situado en la disidencia revela, por otro lado, la deriva peligrosa que podría instalarse en el país si no se pone freno de inmediato a un sectarismo que solo puede agravar la crítica situación existente.

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Pero las decisiones más graves que está tomando Maduro tienen que ver con el afán de servirse de las instituciones para evitar que puedan prosperar las iniciativas de esas dos terceras partes de la Asamblea Nacional que hoy domina la oposición y que ya ha pedido una amnistía de los presos políticos a la que él se opone frontalmente. La maniobra de nombrar 12 magistrados del Tribunal Supremo antes de que se constituya la nueva Cámara, para poder bloquear sus resoluciones, forma parte del peor repertorio de maneras de un Gobierno que se resiste a aceptar los cambios. El nombramiento de la jueza que condenó en un juicio farsa al líder opositor Leopoldo López como Defensora del Pueblo y las medidas para controlar la televisión de la Asamblea Nacional forman parte también de esa tosca e imprudente estrategia de provocación.

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