El tesoro dentro del tesoro del galeón ‘San José’
El desafío no debe plantearse en los tribunales sino en la mejor manera de abordar la exploración científica
Ya se está armando la batalla jurídica que va a librarse en los próximos meses para quedarse con el tesoro que llevaba en sus entrañas el galeón San Josécuando fue hundido en 1708. Cuentan que cuando zarpó de Cartagena de Indias rumbo a Cádiz iba cargado con unas 200 toneladas de oro, plata, esmeraldas y otras riquezas, y dicen que su valor actual andaría entre los 5.000 y los 10.000 millones de dólares. Se apunta a que hay colombianos que han celebrado el hallazgo porque dan por hecho que lo que llevaba dentro el pecio servirá para pagar la deuda externa de su país.
Habrá que ver si esta nueva batalla en los tribunales dura más y es más sangrienta que la de Barú, aquella que en el contexto de la Guerra de Sucesión condujo al enfrentamiento entre británicos y españoles y en la que el almirante Charles Wagner consiguió hundir el San José en los mares del Caribe. Evitó así que Felipe V aprovechara los fondos que le iban a llegar desde las colonias para alimentar ese conflicto donde los suyos, los Borbones, se batían por la corona española contra los partidarios de los Habsburgo. Eran otros tiempos y otros mundos. Por eso el viejo galeón es, como afirmó el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, el sábado al explicar un descubrimiento que se había hecho público un día antes en Twitter, “uno de los yacimientos más importantes de la historia de la arqueología”.
Tratándose de un tesoro de semejante valor científico resulta inquietante que la tarea de encontrar el San José se haya convertido en secreto de Estado. Muy poco se ha dicho sobre la exploración, que ha sido conducida por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), y quedan demasiados cabos sueltos: qué empresas privadas han participado gracias a la Ley de protección de patrimonio sumergido de 2013, dónde apareció el galeón, cómo se armó el proyecto, de qué manera se ha financiado y qué puede significar exactamente, entre otros muchos detalles, esa afirmación de Santos que sostiene que “este patrimonio es de todos los colombianos”.
Fue en 1982 cuando una empresa estadounidense de cazatesoros, Glocco Morra, anunció a las autoridades colombianas que había encontrado el San José. Esta compañía cedió sus derechos a la firma Sea Search Armada (SSA), que ha sido la que desde hace mucho lleva batallando sobre las valiosas toneladas que transportaba el galeón español. A esta pelea pueden incorporarse nuevos actores: España (la dueña del galeón), Perú (de donde procedía buena parte del tesoro), Panamá (que también puso algo) y algunos descendientes de aquellas 600 víctimas del desastre.
Lo verdaderamente importante tendrán que buscarlo al fondo del mar los científicos y es el tesoro que está dentro del tesoro: el conocimiento. La mayor fortuna está ahí, y la persecución de esos saberes debería ser la tarea más importante. Pero ya han sonado las espadas en los tribunales. El pasado vuelve así a ser motivo para la disputa. La ciencia queda postergada. O no: ése es el desafío.
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