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Tentaciones

La revolución de los robots despertará en Detroit

Paris Gamesweek deja un par de bombazos en la guerra entre Microsoft y Sony por el trono de los videojuegos

Kara, personaje del videojuego de David Cage, Detroit.
Kara, personaje del videojuego de David Cage, Detroit.

Esto de la guerra de los videojuegos tiene su plano político. Ahora que el pulso en Europa se mide entre la Merkel y Hollande, las dos grandes del joystick, Sony y Microsoft, emulan a los líderes de la UE. A la Xbox le toca ser la Merkel y a la PlayStation, Hollande. Porque la primera se quedó con la Gamescom de Colonia en agosto sin acto de presencia de su rival y lo mismo ha sucedido aquí, en la París Gamesweek, con la máquina de Sony.

Claro que ambas no se encuentran en el mismo lugar. La Play 4 lleva ya 29,3 millones de consolas vendidas y la Xbox One, aunque sus números oficiales aún no han sido desvelados, anda por la mitad, unos 15 millones. Lo fuerte es que tanto una como la otra se están vendiendo mejor que las de la generación anterior, incluso cuando 2015 es el año en que los móviles han superado por primera vez en facturación a las consolas.

Pero esta competencia feroz se traduce en que las dos queman las naves. Si en Gamescom vimos cómo Microsoft desvelaba la flor y nata de sus exclusivos: Halo V, Quantum Break, Scalebound o el nuevo Tomb Raider, en la Paris Gamesweek le ha tocado a Sony soltar las bombas durante su conferencia.La última, y completamente inesperada, se le debe precisamente a un francés, David Slade, el que logró arrejuntar a Willem Dafoe y Ellen Page en un videojuego, Beyond two Souls. El director de Quantic Dreams ha anunciado su próximo videojuego, y este será Detroit, la continuación de un cortometraje que acumuló más de 37 millones de clics en Youtube. 

La cosa se llamaba Kara y nos ponía frente a frente con una androide que tomaba conciencia de su vida y le pedía al técnico que la ensamblara que por favor no la asesinara. El corto es de echar lagrimilla o de gastarse dos paquetes de klinex, como podéis ver en el vídeo de arriba. Pues bien, ahora Slade ha decidido que nos cuenta lo que pasa justo después de ese corto. Y, según el tráiler, lo que nos espera es una revolución de robots digna de Asimov liderada por la tal Kara. Lo que todos nos preguntamos en el mundillo es si Slade seguirá con sus pelis interactivas, juegos en los que la capacidad de decisión del jugador queda reducida a cuasi cero, o dará el salto a un sandbox a lo Grand Theft Auto o The Witcher. Yo, que soy un tipo arriesgado, apostaría por ello, porque ya desde el título, Detroit, parece indicar el señor Slade que la ciudad será protagonista.

Si tenemos que señalar una tendencia clara vista en Gamesweek, aparte de lo virtual, de lo que hablaremos en el último párrafo, es que el arte y el riesgo artístico parecen dominar muchos de los videojuegos de Sony. En Wild, de otro franchute, Michel Ancel (el de Rayman), viviremos una prehistoria animista de lo más raro. En la presentación a puerta cerrada, Ancel nos demostró cómo controlando a nuestro chamán podremos invadir cualquier animal, desde un jabato a un enorme oso o un águila real. Lo grande es que el mundo en el que despertaremos estará poblado, si activamos la función online, del resto de jugadores. Aunque separados por distancias enormes, haciendo que el acto de encontrarse sea épico en sí mismo.

En Dreams, de Media Molecule, el concepto Minecraft de móntatelo por tu cuenta adquirirá un nuevo nivel. Con un ambiente muy Neil Gaiman, Dreams nos propondrá crear nuestros propios sueños y explorar los de otros jugadores. En la estupenda charleta que nos dimos con el equipo de Media Molecule descubrimos que Dreams funcionará casi como una red social, siguiendo los perfiles que más nos gusten y pudiendo visitar los sueños de otros jugadores y modificarlos para dar nuestra propia versión. Habrá herramientas que nos permitirán modelar tanto a los escenarios como a los personajes como si estuvieran hechos de arcilla o plastilina, reinventando como interactuamos con un mando de consola. Y no habrá final. Solo un sueño eterno compartido por todo el planeta.

Dejamos para el final aquella historia de lo virtual. Recordemos los púgiles: Oculus de Facebook, PlayStation VR de Sony y HTC de Valve. Sony anunció a bombo y platillo su casquito, con un montón de juegos y revelando que más de 200 desarrolladores ya están en ello. Nos mostró un video la mar de chulo de una versión de Robinson Crusoe de ciencia ficción en un planeta dinosaurico. Pero no dijo ni palabra del precio o la fecha de salida.

El problema de todo esto, para los que llevamos año y pico probando cosas en realidad virtual, es que todo lo que hay ahora son chorraditas que impresionan mucho la primera docena de veces. Pero más allá, cuando te acostumbras a lo impresionante que es ver suplantada tu realidad por otra, no hay gran cosa. Experiencias de tren de la bruja que no pasan de los tres-cinco minutos de entretenimiento. Según el pope de Sony, Shuhei Yoshida, esto es premeditado, porque para los showfloors de las ferias la norma eran "experiencias de no más de cinco minutos". Y según él también, qué nos va a decir, los juegos para el casco definitivo serán la repera. Pero a mí me escama una cosa. Se dice que el casco de Oculus, según su creador, va a costar más de 350 pavos. Justo el precio que tiene ahora la Play 4. Si realmente estos cascos salen a esta pasta, ¿estará la gente dispuesta a gastarse el precio de dos consolas en una misma generación? Más aún, ¿estará dispuesta a comprarse juegos para ambas plataformas? Yo, precavido que es uno, no lo veo claro. Pero apostar, apuestan fuerte. 2016 nos dirá si peta o no.

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