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Wintour no es inmune a Silicon Valley

La editora de ‘Vogue’ visita las oficinas de Instagram, una de las nuevas plataformas para mostrar tendencias

Anna Wintour y Eva Chen, en las oficinas de Instagram en Silicon Valley.
Anna Wintour y Eva Chen, en las oficinas de Instagram en Silicon Valley.Instagram

Anna Wintour (Londres, 1949) cambió, solo por unas horas, el glamour de la redacacción de Vogue en Nueva York por la nave de Menlo Park. La célebre editora, carne de leyendas y protagonista figurada de la película El diablo se viste de Prada, se paseó el lunes por los cuarteles generales de Facebook. No se vio con Mark Zuckerberg, fundador y consejero delegado de la red social, sino que visitó una de sus adquisiciones, Instagram. La diva de la moda prometió la visita a su fundador, Kevin Systrom, durante una cena el pasado 30 de septiembre en París.

Una de las personas que decide qué se debe o no vestir, que marca la tendencia de cada temporada o cuáles son los básicos que no deben faltar en cada armario, no sucumbió a la prenda más icónica de Silicon Valley. Después de mantener un encuentro con los empleados de la aplicación de filtros le obsequiaron con una sudadera de la firma. Las start ups mantienen la costumbre de regalar lo que aquí se denomina swag, objetos de bajo valor con el logo de la empresa, ya sean una gafas, posavasos o, en un nivel superior, las codiciadas camisetas y sudaderas. A Wintour, su anfitriona Eva Chen le hizo un regalo. Una sudadera con capucha gris, la típica hoodie, con las letras de Instagram en el pecho. La invitada lo miró con ilusión y, con cuidado, lo dobló y guardó.

Chen, que fichó por Instagram en julio como responsable de la comunidad de moda, cuenta con casi medio millón de seguidores en su cuenta. Sus fotos marcan las tendencias de los millenials con tanto eco como podían hacerlo las revistas hace 10 años. Un rol de la red social para los amantes de la fotografía que explica la visita por sí misma.

El estilo de Cupertino

La intersección entre la moda y la tecnología cobra cada vez más fuerza. El Metropolitan de Nueva York y la fundación Wintour organizan en mayo una exposición al respecto. El invitado estelar del ciclo será el diseñador más laureado de Apple, el británico Jony Ive. Y la unión entre los dos mundos será precisamente la temática de la famosa gala del Met a la que acuden en tropel infinidad de rostros conocidos.

Mark Zuckerberg, creador de Facebook, con su habitual 'uniforme'.
Mark Zuckerberg, creador de Facebook, con su habitual 'uniforme'.cordon press

Wintour, fuera de Instagram y, quizá, Pinterest, poco tiene que hacer en Silicon Valley, un lugar donde el uniforme no oficial está compuesto de vaqueros, camiseta y zapatillas de deporte o chanclas, según la época del año. Mark Zuckerberg, desde hace más de cinco años, con el ahorro de tiempo como excusa, siempre viste el mismo tejano y la misma camiseta gris. El caso del mítico Steve Jobs no es demasiado lejano. Los últimos años de su vida repitió sin pudor indumentaria. Jeans de Levi’s, zapatillas New Balance, y, ahora sí un toque de diseño, su camiseta negra de manga larga y cuello de tortuga de Issey Miyake. Esta última prenda tiene su historia. Tras un viaje a Japón, Jobs quedó prendado del traje oficial de los empleados de Sony y quiso replicarlo en Apple. Pidió a Miyake una aproximación. Quedó prendado, no así el resto de directivos de Cupertino, que rechazaron la idea. En consecuencia, se quedó con más de 100 unidades en su armario que fue usando a lo largo de los años. Si Jobs no pudo, va a ser complicado que Wintour consiga modificar los hábitos de Silicon Valley.

Steve Jobs, con su inconfundible estilo.
Steve Jobs, con su inconfundible estilo.

El propio Ive, cuya figura ha ganado algunos kilos en los últimos años, suele ir ataviado con calzado informal, vaqueros y camisa por fuera. En las presentaciones de Apple, siempre aplaudido en primera fila, completa el look con la ya polémica sudadera con capucha y casi siempre una mochila posada a los pies de la butaca.

Betabrand, una tienda con sede en el barrio latino de Mission, es la firma más reconocida por captar la esencia de la zona. Son los organizadores de la Silicon Valley Fashion Week, donde las prendas las pasean en volandas unos drones perchas en lugar de modelos. Entre sus creaciones, unos pantalones de yoga (una fiebre en la Bahía de San Francisco) o una recreación de la chaqueta blanca nuclear de los astronautas de la NASA que se vende por 300 dólares.

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