_
_
_
_
_
Porque lo digo yo
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Iceta lo peta

La imagen del socialista Miquel Iceta bailando en esta campaña me ha devuelto la esperanza en el ser humano. Y no me extraña. Ese baile suyo vale más que mil arengas

Elvira Lindo

En el mundo de la cultura el adjetivo “simpático” está infravalorado; en el de la intelectualidad ser simpático es el equivalente a ser un simple. La simpatía se contempla como un recurso del que echan mano los que no tienen la categoría necesaria para ser arrogantes. La arrogancia está mucho mejor vista, dónde va a parar: de una persona importante se respeta que sea distante, que anteponga sus caprichos al interés del prójimo y que sea de difícil trato. A mí una vez me llamaron simpática y me lo tomé muy mal. Era evidente que quien así me definía no me encontraba otras virtudes intelectuales. Ay, qué pena de adjetivo, tan denostado. Con lo complicado que es encontrar a gente simpática, y más en campaña electoral. Es probable que sea, simpático, el epíteto menos usado para definir a los personajes en la actual literatura: a quién le va a interesar una heroína o un héroe simpáticos.

Y, sin embargo, cuánto favorecen las personas simpáticas el que suba el nivel de alegría colectiva. En la arena política ocurre que cuando nuestros representantes quieren acercarse al pueblo se hacen los simpáticos. A la mayoría no les sale, porque la simpatía es un don del que, habría que investigar porqué, muchos políticos carecen. Y ver cómo se hace el gracioso quien no lo es roza lo patético. En cambio, qué diferencia cuando un tipo se destapa de pronto con una simpatía que una no esperaba. La imagen del socialista Miquel Iceta bailando en esta campaña me ha devuelto la esperanza en el ser humano. “Iceta lo peta”, le dicen. Y no me extraña. Ese baile suyo vale más que mil arengas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_