La izquierda partida
La coalición Ahora en Común diluye el voto radical y debilita a Podemos
P oco más de dos semanas después de que Podemos rechazara una alianza preelectoral con Izquierda Unida (IU), esta organización ha sorprendido a sus competidores lanzando una coalición de izquierdas, Ahora en Común, para concurrir a las elecciones generales de otoño en unión de otras fuerzas políticas y ciudadanas a las que el partido de Pablo Iglesias tampoco había incluido en sus listas. Entre bambalinas, el líder de IU, Alberto Garzón, ha conseguido aglutinar a partidos como Equo, a dirigentes de candidaturas populares creadas para las elecciones autonómicas y locales e incluso a cargos intermedios, diputados autonómicos y concejales de Podemos que no comparten la estrategia electoral impuesta por el aparato del partido.
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El manifiesto divulgado ayer por la nueva coalición utiliza el estilo de Podemos en su lanzamiento de hace un año e invita a todas las fuerzas de izquierda a confluir en una “marea ciudadana de ilusión para ganar las elecciones generales”. Es como si las nuevas generaciones de IU dieran la réplica a los fundadores de Podemos en un intento de recuperar la hegemonía de la izquierda.
Los promotores de esta nueva marea ciudadana ponen como ejemplo los éxitos cosechados por Ahora Madrid, Barcelona en Comú, Zaragoza en Común, Por Cadiz sí se puede y las demás candidaturas de confluencia para buscar, dicen, una mayoría que lidere el cambio en España “anteponiendo lo que nos une a lo que nos diferencia”.
De entrada, es positivo que los grupos de la izquierda presenten una alternativa sin avergonzarse de su ideología, ni camuflarse tras posiciones de centralidad poco creíbles. La experiencia de las elecciones autonómicas y locales ha demostrado que las nuevas fuerzas radicales solo han conseguido alcanzar el poder cuando han formado coaliciones amplias sumando las siglas de todos y logrando cabezas de lista con prestigio personal.
Ese fue el planteamiento de IU y de Equo a Podemos en las últimas semanas, recibiendo como única respuesta que eran bienvenidos a su partido desprendiéndose de sus siglas o invitándoles posteriomente a participar personalmente en sus listas. Una posición de fuerza de Pablo Iglesias que ha recibido una respuesta rápida por parte de sus competidores. Además, el lanzamiento de esta nueva coalición se produce en un momento en el que los fundadores de Podemos se han encontrado con una fuerte resistencia de parte de sus bases ante el modelo de conformación de las listas electorales. Los críticos del partido rechazan el reglamento de primarias porque, dicen, blinda la propuesta del aparato y menoscaba la pluralidad.
El sistema democrático se basa en el diálogo, el debate y los acuerdos antes y después de unas elecciones. Por eso es de agradecer que los dirigentes políticos situados más a la izquierda aclaren sus posiciones, formulen sus propuestas y planteen sus pactos sobre bases ideológicas claras, aunque ello suponga una dilución de la oferta más radical o el debilitamiento de algún partido que quiere abarcar demasiado espacio político sobre la base de la indefinición.
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