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Tentaciones
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'Star Wars', esa joya del plagio cutre

Varios cineastas turcos copiaron sin mesura el cine americano en las condiciones más extremas

El Star Wars turco: 'Dünyayı Kurtaran Adam'.
El Star Wars turco: 'Dünyayı Kurtaran Adam'.

Pasa más o menos a la media hora de película. De pronto, Çetin Inanç, el cineasta que ha pasado a la historia como el inefable autor del Star Wars turco, explica cómo hacían los travellings en su época. dos raíles con agua y una mesa con la cámara sobre ellos. Con pastillas de jabón en el extremo de las patas. El director muestra como empujando la mesa se tiene ya el movimiento suave de un travelling. "Ahí es cuando pasé de: 'Sí, estas películas son divertidas a entender que en realidad eran héroes, que lo que hacían era inimaginable". 

El que cuenta cómo se quedó con la boca abierta es Cem Kaya. Alemán de nacimiento, turco de origen y fascinado desde niño con lo que hacían los cineastas en la cultura que vivió desde el exilio. Tanto como para hacerse cientos de entrevistas, una tesis doctoral y el documental que se proyectó en el 17º Festival de cine Alemán de Madrid y que también estará en el próximo Festival de Sitges. Remake, remix, rip-off es un viaje alucinante a una industria incomprensible, capaz de copiar sin sonrojo cualquier guion, escena o metraje extranjero para alimentar a un público hambriento de cine que nunca se saciaba.

En los 70 y 80, nos cuenta este docu, Turquía hacía 300 películas al año. Tenía tres guionistas para escribirlas. Tenía una troupe de actores a las que metía en un minibus. Actores y actrices que, por cierto, a veces rodaban varias películas a la vez combinando el mismo vestuario. Y no había script-girl que les recordara qué iba con qué, tenían que hacerlo de memoria. Directores obligados a pintar a mano los fotogramas para crear un rayo láser. Y productores que aceptaban pegarle la banda sonora de El Padrino, Star Wars o lo que fuera a sus películas porque no había dinero para orquesta.

Stallone frente a Serdar o 'Rambo' y 'Rambo a la turca'.
Stallone frente a Serdar o 'Rambo' y 'Rambo a la turca'.

Pero la cosa funcionaba. Es más, era un gran negocio para algunos, porque los cineastas apenas sí veían un duro para sobrevivir. Les pagaban con bonos no válidos hasta meses más tarde que luego tenían que intercambiar con prestamistas callejeros por dinero en efectivo (a cambio de una dura comisión, claro). En vez de una industria dominada por las productoras o los artistas, los creadores del contenido, el cine turco estaba en las manos de los dueños de las salas. Salas que se llenaban con un público de miles de personas con un umbral de atención más bien bajo: "Imagina un cine turco de aquella época. No es una multitud silenciosa, sino miles de personas gritando, charlando y de vez en cuando atendiendo a la película. Cuando el villano hacía algo terrible, como violar a una mujer, lanzaban cosas contra la pantalla. Eran gente muchas veces del campo que iban a la ciudad cada poco a divertirse con una película", explica Kaya. 

De ahí que los cineastas turcos elevaran las emociones. Exageraran la violencia y la acción. Le chillaran a los ojos del espectador para que no se perdiera. Y se convirtieran en maestros del collage, tomando prestadas secuencias enteras del cine americano. En la más célebre de la época, ese Star Wars Turco que es leyenda del cutrecine, hay más de una docena de robos integrados en la cinta. Cortes de plano que de pronto sacan un trozo del combate final en la Estrella de la Muerte o de cualquier otra película que le viniera bien a su director.

Cem Kaya, director del documental 'Remake, remix, rip off'.
Cem Kaya, director del documental 'Remake, remix, rip off'.

Pero Kaya cree que el lado pintoresco de cómo se producían estas cintas encubre su valor. Y lamenta profundamente que en Turquía se recuerden con desprecio: "El propio Çetin Inanç no se explica por qué hay tanto odio y desprecio hacia su cine. Nadie había hablado con él para que contara cómo fue esa época realmente. Y yo creo que en este cine había un gran valor emocional, una verdadera intención de ofrecer entretenimiento a esa gente que llenaba los cines". Aunque fuera para llenar los bolsillos de otros, aquellos que siguen aprovechando la ausencia de copyright en Turquía para copiar cualquier éxito: "Ahora lo que se copia en la industria turca son las series de televisión. Se hizo una versión de Los Soprano hace poco. Pero solo duró tres episiodios porque a nadie le gustaba. La industria funciona así: gente con dinero y la gente que hace las películas. Los verdaderos explotados no son los cineastas americanos, sino los turcos que tienen que rodar estas versiones en condiciones infames. Y por eso creo que son héroes. Porque seguían rodando. Y terminaban la película. Fuera como fuera".

Una última anécdota. Çetin Inanç necesitaba una copia de Star Wars para su versión. Pero en 1982 no había Piratebay disponible: "Se fue a un cine donde la iban a proyectar, la robó, cortó en el negativo las escenas que necesitaba y devolvió los rollos al cine sin que nadie se diera cuenta. El público que la vio en esa sala se tragó Star Wars mutilada sin saberlo", cuenta Kaya, sin dejar de reír.

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