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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ayuntamientos voraces

Las multas de tráfico impuestas por los municipios se disparan durante la crisis

SOLEDAD CALÉS

Las multas se han convertido en una formidable fuente de ingresos de los Ayuntamientos. Durante los años duros de la crisis (de 2007 a 2013) los conductores recibieron 29 millones de las temidas cartas certificadas. Promediando, eso significa que cada día se han impuesto 11.300 sanciones, de las cuales una cuarta parte van firmadas por la Dirección General de Tráfico (o los servicios homólogos de Cataluña y País Vasco) y el resto son obra y gracia de los Ayuntamientos.

Muchos piensan —quizá con razón— que detrás de tanta voracidad a la hora de sancionar existe un afán recaudatorio. Si no, ¿cómo se explica que los parquímetros sean cada vez más sofisticados y que por las calles de las grandes ciudades se paseen sin descanso legiones de uniformados vigilando los tickets del parabrisas? En los siete años de recortes, el capítulo de las multas es de los pocos que han experimentado un acelerón. Son un 80% más que en el septenio anterior, y eso a pesar del descenso de la movilidad y de la congelación del parque de vehículos. Aunque algo ha tenido que ver también el sistema del carné por puntos.

Quienes conduzcan por Barcelona, Madrid o San Sebastián tendrán pocas dudas de que las multas —a una media de 208 euros cada una— son un buen negocio para las arcas públicas. Los Ayuntamientos de estas ciudades son los que más infracciones han tramitado. El 80% de los vehículos que circularon por las calles de Barcelona fueron multados el año pasado. El porcentaje baja al 74% en el caso de Madrid pero, a cambio, la capital ha marcado otro récord: acoge las matrículas más penadas. Según un estudio de la Fundación Línea Directa, el podio lo encabeza un Volkswagen Golf, que acumula 226 multas y tiene pendiente de pago 26.590 euros. Calderilla si se compara con los 202.000 que le cayeron en Suiza a un millonario por exceso de velocidad.

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Puestos a elegir, y si lo que se quiere es esquivar las sanciones, conviene tener en cuenta que las jefaturas de tráfico que proporcionalmente menos persiguen a los conductores son las de Álava, Zamora y Almería. Pero tenga cuidado si circula por Teruel, Cuenca y Girona: ahí los agentes están entregados, ojo avizor.

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