Irresponsabilidad
La carta enviada por senadores republicanos a Irán puede entorpecer la negociación nuclear
La carta que 47 senadores republicanos han enviado a Irán advirtiendo de que cualquier acuerdo al que se llegue con Washington puede ser anulado “de un plumazo” por el próximo presidente de EE UU es, además de una extralimitación en sus funciones —las relaciones internacionales, salvo excepciones, corresponden a la Casa Blanca—, una irresponsabilidad que puede tener importantes repercusiones en la negociación del que probablemente sea uno de los tratados internacionales más transcendentales para los próximos años.
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Las conversaciones con Irán —que tienen como objetivo evitar que el régimen de los ayatolás fabrique una bomba atómica, pero pueda utilizar la energía nuclear para su desarrollo civil— no son una cuestión bilateral entre Washington y Teherán; implican a todo el mundo. Por eso mismo, frente a Irán se sientan seis países, incluyendo los cinco que tienen un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y derecho de veto en sus decisiones.
El profundo desencuentro que atraviesan las relaciones entre la mayoría republicana en el Congreso estadounidense y el presidente Obama —intensificado por el horizonte de las ya cercanas presidenciales de 2016— no justifica que un tema de seguridad global sea víctima de maniobras tácticas de política interna. Los republicanos ya han demostrado su desdén por el inquilino de la Casa Blanca invitando por su cuenta al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a dirigirse al Congreso en una polémica sesión solemne precisamente sobre este tema. Pero el paso que han dado es una interferencia sin precedentes.
Además de estar redactada en un lenguaje inaceptable en términos diplomáticos, la misiva, lejos de constituir una aportación a las discusiones, es una desautorización en toda regla de los negociadores estadounidenses. Precisamente hoy está previsto que se reunan en Ginebra el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, con su homólogo iraní, Mohamed Havad Zarif, en una cumbre bilateral que indica que las conversaciones han entrado en una fase crítica. Kerry debería poder hablar en Ginebra con el pleno respaldo de todos aquellos que quieren una comunidad internacional segura, y no bajo una espada de Damocles colocada precisamente por algunos de sus compatriotas.
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