Retorno voluntario: Una decisión con más de una frontera
AUTORA INVITADA: JARA ESBERT-PÉREZ
Se entiende por retorno voluntario aquel viaje al país de origen que realiza una persona en un momento determinado de su vida. Se puede efectuar por cuenta propia o mediante los programas oficiales. Estos están dirigidos a personas extracomunitarias en situación de vulnerabilidad.
Acogerse a uno de estos programas puede ofrecer distintas posibilidades: desde la compra de un billete y una cuantía económica, pasando por la capitalización del paro o por la creación de un negocio propio. Pero también tienen algunos compromisos. El principal es el de no retorno a España en los tres años siguientes.
Si bien durante años parecía haber una afluencia de personas interesadas en estos programas, en el último tiempo las solicitudes se están reduciendo bastante.
Y es que lo de "voluntario" es muy relativo. Actualmente, la mayoría decide volver porque no ve salida a su situación aquí. En contra de su propia voluntad, muchas personas hacen las maletas cuando se ha agotado la última brizna de esperanza, cuando la realidad del día a día se hace insostenible. Años de lucha por la nacionalidad, o incluso tan sólo por una regularidad administrativa que les faculte para trabajar de manera legal y conseguir un dinero que les permita vivir aquí, y, en muchos casos, enviar también dinero allá.
"Sólo quiero trabajar", repite más de uno. "A mí me gusta España, ya me siento de aquí, no quiero volver, pero ya no puedo más". Cada vez son más los casos de personas que nunca se habían visto dentro del circuito de albergues, de la calle, de la pobreza, y que ahora se encuentran en estas situaciones. También sucede a personas de aquí, es cierto, con la diferencia de que muchos extranjeros se encuentran solos, lejos de su familia y de su entorno social y esto endurece la situación. La hace más difícil e insostenible, por la falta de apoyos logísticos y económicos pero también por el sentimiento de soledad y de impotencia frente a una cruda realidad.
Sin embargo, últimamente algunas personas se están acogiendo a nuevos brotes de esperanza en un entorno que parece dar señales de cambio y, a pesar de que la situación personal en muchos casos no mejora, se está notando un descenso en las solicitudes de retorno voluntario. Así, la "voluntariedad" del mismo muestra una nueva cara. Hay una máscara que desaparece, la del argumento del colectivo que decide que su etapa migratoria aquí ha acabado y ahora, voluntariamente, vuelve al país de origen.
Por otro lado, están surgiendo algunas problemáticas recurrentes en el último tiempo. Cada vez son más las personas que transmiten una gran angustia relacionada a situaciones muy duras vividas aquí, bien sea con la propia familia, por el entorno laboral, por abusos, por situación de pobreza y de soledad, etc. Las dudas e incertidumbre sobre cómo afrontar el proceso de retorno aumentan de nivel y la confusión puede llegar a ser muy grande.
También hay personas que expresan dificultad para entender el propio proceso. Incapacidad de digerir y entender la información que se les da, de llevar a cabo los pasos necesarios.
Otra casuística que está aumentando en los últimos tiempos es la de personas que explican que quieren volver a su país de origen en un momento dado y, sin embargo, en seguida cambian de opinión: tan pronto como dicen preferir quedarse aquí, vuelven a mostrar interés por el retorno voluntario. Personas que llegan describiendo situaciones que no forman parte de la realidad, a veces incluso llegando a tener alucinaciones visuales o que se sienten perseguidas.
Frente a estas diferentes realidades, a parte de la situación personal, sería recomendable tener en cuenta otros aspectos, por ejemplo, cómo será la acogida según la cultura y el entendimiento social del retorno en el país de origen.
En este sentido, las personas procedentes de algunos países del África Negra conforman un colectivo que generalmente se ha mostrado muy reacio al retorno, bien por todo lo que les ha podido costar llegar hasta aquí -en muchos casos supone años de ahorro y un largo y duro viaje- bien por las posibles reacciones al llegar "con las manos vacías", teniendo en cuenta la inversión familiar que puede suponer este viaje...
Sin embargo, últimamente están apareciendo voces africanas con una opinión diferente. Es el caso de Ibrahima Seydi, escultor residente en Barcelona. En una entrevista reciente comenta:
En su momento estuve en contra, pero cuando me he parado a pensar he visto que la operación de retorno voluntario nos favorece más. Estos chicos están perdiendo la razón. Hay muchos que están locos, otros enfermos, otros que no tienen ni para comer y hay otros que están durmiendo en la calle. Y si vuelven a su país, seguro que tienen una casa de acogida: o su casa, o la casa de su tío, o casa de su padre. Allí estarán con su familia, con sus vecinos, con sus amigos de la infancia... Tendrán la solidaridad que aquí no pueden encontrar.
En su momento estuve en contra, pero cuando me he parado a pensar he visto que la operación de retorno voluntario nos favorece más. Estos chicos están perdiendo la razón. Hay muchos que están locos, otros enfermos, otros que no tienen ni para comer y hay otros que están durmiendo en la calle. Y si vuelven a su país, seguro que tienen una casa de acogida: o su casa, o la casa de su tío, o casa de su padre. Allí estarán con su familia, con sus vecinos, con sus amigos de la infancia... Tendrán la solidaridad que aquí no pueden encontrar.
El Comisario de Interior de la Unión Europea, Dimitris Avramopoulos, también hacía alusión a los programas de retorno voluntario para hacer frente a la inmigración en la Frontera Sur, sugiriendo que "estas acciones de retorno forzoso se complementen con otras de retorno voluntario que proporcionen una alternativa digna y humanitaria para aquellos inmigrantes irregulares que se encuentren en los países de tránsito".
Sólo unos meses atrás, su antecesora, Cecilia Malmstrom, confirmaba una inyección de dinero (10 millones de euros) a España como medida urgente para "hacer frente a los problemas de Ceuta y Melilla en materia de inmigración". Entre otras medidas, se preveía fomentar los programas de retorno voluntario.
Respecto a las personas que ahora se marchan, que han sido vecinos y vecinas durante un tiempo, cabe destacar el esfuerzo que han hecho por adecuarse a una sociedad distinta, a un mercado laboral determinado, por entender y aprender la lengua, y agradecer todas las contribuciones y el enriquecimiento que dejan aquí.
Volviendo al planteamiento del inicio, sobre las solicitudes de retorno y sobre la "voluntariedad" del mismo, cabría plantearse lo que Marco Aparicio (Doctor en Derecho y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Girona) comentaba hace ya unos años cuando le preguntaban sobre los programas de retorno voluntario: "Otra opción (...) es flexibilizar todo el mercado y todo el sistema de permisos. Ahora la gente no se va porque es tan difícil conseguir un visado para entrar que aunque se esté viviendo una situación absolutamente límite, aunque estés atado por una hipoteca que te ahoga, aunque no puedes ni enviar dinero a tus familiares, etc, etc, la gente no se va esperando que algo mejore, ¿Por qué? Porque saben que no hay esa posibilidad real de entrar y salir". Y concluye:
"La única respuesta sensata es que no hubiera fronteras. Un modelo en el que la movilidad humana sea un derecho universal"
Jara Esbert-Pérez es profesional de las Migraciones e Investigadora de Retorno Voluntario
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