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Tribuna
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La energía nos concierne

Es hora de que la Unión Europea se replantee la manera de organizar nuestros sistemas energéticos

La energía nos concierne a todos. Ya sea para la producción de bienes, para su transporte o simplemente para la calefacción de nuestros hogares, dependemos del suministro de energía. Durante mucho tiempo hemos dado por sentado que este suministro era fiable, pero acontecimientos recientes en el este de Europa han demostrado lo contrario. Es hora de que la Unión Europea se replantee la manera de organizar nuestros sistemas energéticos y de garantizar que nuestra política energética sea un verdadero motor de crecimiento económico, creación de empleo y mejora de la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

Hoy por hoy, nuestro sistema energético es poco eficiente. Se basa en 28 políticas energéticas, y está lejos de la integración a escala europea que necesitamos de cara al futuro. Esto significa que las empresas y los consumidores están pagando más por la energía, que las renovables tienen más dificultades para penetrar en el mercado y que debemos importar más energía de fuera de la Unión Europea.

En este contexto, la Comisión Europea presenta hoy una propuesta para la creación de una Unión de la Energía, que pretende dar un impulso definitivo a la política energética europea, que sea un instrumento para reforzar a la Unión Europea. Esta Unión de la Energía es probablemente el proyecto energético más ambicioso desde creación de la Comunidad del Carbón y del Acero. El objetivo de esta Unión de la Energía es que este bien circule libremente y sin fronteras en Europa, para que los ciudadanos tengan más opciones a la hora de elegir a quién comparar su energía y que los precios sean más asequibles. Para que la energía producida localmente, incluida la energía renovable, sea integrada de manera más eficiente en la red. Y en definitiva, para que nuestra producción y consumo de energía sea más sostenible.

Como Comisario de Acción por el Clima y Energía mi labor consistirá en proponer las medidas concretas que hagan de esta Unión de la Energía una realidad palpable, lo cual requerirá un gran esfuerzo por parte de todos, Instituciones y Estados miembros, y que el interés europeo, esto es, el interés de 500 millones de ciudadanos, saque a la Unión Europea del estado de debilidad en términos energéticos en el que está actualmente.

Esta Unión de la Energía tiene tres componentes básicos. El primero, y tal vez más importante, es un verdadero mercado interior de la energía sujeto a un marco regulatorio europeo sólido y una red de infraestructuras energéticas plenamente interconectada. Tenemos que caminar hacia un sistema energético más europeo, y para ello debemos hacer cumplir la normativa europea ya existente de liberalización e integración del mercado. En este sentido, la Comisión hará uso de todos los instrumentos a su disposición ante los Estados miembros que no cumplan con sus obligaciones. Es fundamental que así sea, ya que un mercado energético integrado es la garantía para promover una mayor competitividad y precios más asequibles. Además, como parte integral del mercado único de la energía, debemos asegurar que nuestras redes de energía están suficientemente interconectadas, aspecto esencial también para integrar las energías renovables y con ello aumentar la sostenibilidad de nuestro sistema energético. La semana pasada asistí a la inauguración de la nueva interconexión eléctrica entre España y Francia, y que contribuye de manera decisiva a que la Península Ibérica pueda por fin empezar a salir del aislamiento energético al que la falta de interconexiones la tenían sujeta. Esta interconexión es, además, un claro ejemplo de la prioridad que la Unión debe dar a las interconexiones. En este sentido, la Comisión ha querido presentar una estrategia específica de interconexiones, que dará un nuevo impulso al marco europeo de interconexiones y promoverá el refuerzo de la cooperación entre Estados miembros.

El objetivo de esta Unión de la Energía es que este bien circule libremente y sin fronteras en Europa

El segundo componente básico de la Unión de la Energía es la necesidad de ser eficaces en nuestra manera de utilizar la energía. Mi lema será: « la eficiencia primero ». Antes de invertir en nuevas capacidades, las autoridades públicas deben considerar si no puede alcanzarse el mismo efecto con medidas de reducción del consumo de energía. También será necesario hacer más eficientes desde el punto de vista energético nuestros hogares y edificios, así como los productos que utilizamos. En este ámbito será preciso aprobar nueva legislación, además de facilitar a las pequeñas empresas el acceso a la financiación y fomentar la renovación de las viviendas. El objetivo final es hacer de Europa la economía y la sociedad más eficiente en lo que a consumo de energía se refiere.

El tercer elemento es nuestro suministro energético. Europa seguirá necesitando importar parte de su energía, sobre todo gas, pero tenemos que diversificar la lista de proveedores. Debemos estar preparados de cara a posibles nuevas crisis. Voy a proponer legislación para tener un plan común de recursos de gas en caso de emergencia. Asimismo, la UE necesita una estrategia común de gas natural licuado para estabilizar el suministro y garantizar que se dispone de infraestructura para utilizarla de manera adecuada. La UE debería establecer nuevas relaciones con los países proveedores y de tránsito, como Turquía y Argelia, y reforzar las antiguas con buenos amigos, como Noruega, Ucrania y los países de la Comunidad de la Energía.

Por último, la acción por el clima se encuentra, por supuesto, en el eje de la Unión de la Energía. Nuestro futuro sistema energético tiene que emprender un cambio radical hacia una sociedad más sostenible En la actualidad la Comisión presenta también hoy una estrategia para un ambicioso acuerdo sobre el cambio climático en París a finales de este año. El objetivo de la UE es ya conocido — reducir nuestras emisiones en un 40 %. Necesitamos un ambicioso acuerdo mundial. Con este objetivo, la UE vuelve a mostrar el camino a los demás. La pelota está ahora firmemente en el campo de China, los Estados Unidos y el resto del G 20 para que respondan.

La Unión de la energía supone para Europa un nuevo punto de partida y un nuevo paso importante en la cooperación europea. La Unión de la Energía significa un cambio en cómo se diseña la política energética, en favor de un enfoque integrado a escala de la UE. Se basa en una asociación con los Estados miembros, ya que se requiere un compromiso político al nivel nacional para llevar a buen término el proyecto. La solidaridad y la acción colectiva son principios que han inspirado nuestro proyecto europeo desde el principio. Estos mismos principios deben guiarnos a medida que construimos nuestra Unión de la Energía juntos.

Miguel Arias Cañete es Comisario Europeo de Cambio Climático y Energía

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