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Amal Clooney, nuevo apellido vieja reclamación

La abogada y esposa del actor llega a Atenas para luchar por la devolución a Grecia de los mármoles del Partenón expuestos en el Museo Británico de Londres

Amal Alamuddin, junto a su jefe, el abogado Geoffrey Robertson, a su llegada anoche a su hotel en Atenas.
Amal Alamuddin, junto a su jefe, el abogado Geoffrey Robertson, a su llegada anoche a su hotel en Atenas.LOUISA GOULIAMAKI (AFP)

Casarse con George Clooney no significa dejar de trabajar. Hay mujeres que lo habrían hecho pero no Amal Alamuddin, la abogada británica de 36 años que le ha robado el corazón al soltero más cotizado de Hollywood, conocida en su círculo laboral por su profesionalidad y enamorada no sólo de su flamante marido si no de su trabajo. Tras casarse en Venecia y después de dos semanas de luna de miel repartidas entre la campiña inglesa y el hotel más caro del mundo en las islas Seychelles, la señora de Clooney, que ha adoptado su apellido, acaba de regresar al trabajo y con un encargo no precisamente fácil. Alamuddin, de origen libanés, forma parte del equipo de abogados que el Gobierno griego ha contratado para tratar de recuperar los mármoles del Partenón que desde hace casi un siglo se exhiben en el British Museum de Londres.

Es una vieja disputa que enfrenta a Grecia y Reino Unido desde que hace cuarenta años la entonces ministra de Cultura griega Melina Mercuri pusiera por primera vez el grito en el cielo para recuperar las metopas y el friso interior del Partenón que los británicos se llevaron en 1803. Fue el embajador británico del imperio otomano Thomas Bruce, conocido también como Lord Elgin, quien decidió que aquellas joyas de la antigüedad estarían más seguras en Londres que en Atenas. Amparado por la impunidad que en aquella época tenían los británicos, auténticos dueños del mundo en el siglo XIX, Lord Elgin no sólo se llevó aquellas esculturas espléndidas sino otras pertenecientes al templo de Atenea Niké, una de las cariátides del Erecteion y varias piezas de los Propileos. En 1816 se lo vendía todo al Gobierno británico por 35.000 libras y desde entonces se exponen en el British Museum siendo de las piezas más visitadas de la institución. Los británicos siempre se han negado a devolver aquel tesoro.

Amal Clooney, a su salida del hotel esta mañana camino de reunirse con el ministro de Cultura griego.
Amal Clooney, a su salida del hotel esta mañana camino de reunirse con el ministro de Cultura griego.ALKIS KONSTANTINIDIS (REUTERS)

El trabajo de Alamuddin, que antes ha defendido entre otros al fundador de Wikileaks Juliane Assange, será asesorar al Gobierno heleno para ver si esa reclamación de décadas que nunca se ha hecho de forma oficial puede convertirse en una reclamación formal. No es casualidad que Alamuddin acompañe en este viaje a Geoffrey Robertson y Norman Palmer, los dos abogados de su bufete que más saben sobre patrimonio cultural y derecho internacional. En realidad al Ejecutivo griego lo que le interesa es precisamente que Alamuddin esté en su equipo porque considera que al estar casada con Clooney su causa puede adquirir un eco en Hollywood que difícilmente conseguiría sin tener una celebridad en el ajo. “Necesitamos todos los amigos posibles” declaró en The Guardian el ministro de Cultura Kostantinos Tasoulas, con el que los abogados se vieron este martes. De hecho, la visita se ha retrasado un mes para que ella pudiera celebrar su boda de cuatro días en tierras italianas y acudir a la cita. Tanto Robertson como Palmer asesoran a los griegos desde hace tres años pero sólo tras su enlace Alamuddin se ha unido a un equipo que mañana se reunirá con el primer ministro Antonis Samarás.

La llegada a Atenas de Alamuddin el lunes por la noche fue exactamente la que el Gobierno griego esperaba: docenas de fotógrafos pendientes de su llegada, aunque nadie se atrevió a mencionar a Clooney y el único que habló públicamente fue su jefe, Robertson, quien afirmó que era “inmoral” que el British Museum se niegue a devolver los llamados ‘mármoles Elgin’. De momento los abogados se limitan a dar consejos hasta que se pronuncie la Unesco, que le ha pedido a Reino Unido que comience a negociar con Grecia y le ha dado tiempo hasta el próximo marzo. No obstante para algunos diarios británicos, lo que Alamuddin y sus socios están haciendo es casi alta traición porque siendo británicos trabajan para ‘el enemigo’. “No sólo nos ha quitado al hombre más guapo si no que nos quiere quitar los mármoles” clamaba el diario The Times.

Si alguien le hubiera dicho hace unos años al Gobierno griego que el destino de sus mármoles más preciados podría estar unido al de George Clooney nadie lo hubiera creído. Pero lo cierto es que desde que el soltero de oro de Hollywood se casó con Alamuddin, el mundo la considera mucho más poderosa. De ahí que la aspiración de los griegos sea que además Clooney convierta su causa en algo popular con esa capacidad de hacer eco que hoy parecen tener sólo las celebridades. Hace unos meses fue preguntado precisamente por el tema de la devolución de los mármoles por un periodista griego y dijo: “Sería buena idea. Tenéis el derecho de vuestra parte”. Ahora también tienen a Clooney y señora.

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