Cajetillas de tabaco sin marca

Nueva vuelta de tuerca contra el tabaquismo en Francia: dentro de un año, las cajetillas de tabaco ya no podrán lucir la marca en las dimensiones y coloridos con que ahora lo hacen. Tendrán que ser cajetillas neutras con grandes advertencias, como ahora, pero con un espacio para distinguir al fabricante tan limitado que apenas será visible. La medida forma parte de un nuevo conjunto de restricciones acordado por el Gobierno a la vista de los pobres resultados que han tenido las medidas aplicadas hasta ahora.

Pese a que estas medidas son muy similares a las que se aplican en la mayor parte de la UE, en Francia sigue fumando cada día el 30% de los adultos, frente al 20% de Reino Unido, por ejemplo. Nadie se atreve a señalar la causa de este pernicioso hecho diferencial, pero las estadísticas no engañan. Y lo que es peor, muestran una sostenida tendencia al alza del tabaquismo entre los más jóvenes. Se estima que el tabaco causa en Francia 73.000 muertes cada año. La ministra de Sanidad ilustró lo que ello significa con un contundente ejemplo: “Es como si cada día se estrellara un avión con 200 pasajeros”, dijo.

Francia tiene en estos momentos el mismo porcentaje de fumadores que España tenía en 2000, y que ha caído hasta el actual 24% gracias a las normas adoptadas en los últimos años. En concreto, desde que en 2011 se prohibió fumar en los espacios públicos, más de un millón de españoles ha dejado el tabaco. Y si en 2008 se vendían en España 90.000 millones de cigarrillos cada año, la cifra ha caído hasta 47.000 en 2013.

Solo Australia se había adentrado hasta ahora en la vía de hacer desaparecer las marcas, no solo de la publicidad, sino de los paquetes. Las tabacaleras habían logrado promover sus marcas de forma indirecta, algo que con las cajetillas neutras pierde eficacia.

A los dos años de aplicarse, la medida ha dado en Australia excelentes resultados, aunque hay que señalar que se aplicó de forma simultánea una fuerte subida del precio del tabaco. Y la razón es sencilla: los expertos estiman que el precio es el elemento con mayor capacidad de disuasión y más impacto, porque afecta tanto al ámbito público como al privado.