_
_
_
_

Se lo llevaron y nunca más se supo

La ONU conmemora cada 30 de agosto a las víctimas de las desapariciones forzadas En España están por aclararse muchas de las sucedidas durante la Guerra Civil y la dictadura

Alejandra Agudo
Ali Mahmoud Othman, periodista víctima de una desaparición forzosa en Siria. Se desconoce su paradero desde que fue detenido en marzo de 2012.
Ali Mahmoud Othman, periodista víctima de una desaparición forzosa en Siria. Se desconoce su paradero desde que fue detenido en marzo de 2012.Imagen cedida por la familia

"Llegan unos hombres. Irrumpen en la vivienda, casa, casucha o choza de una familia. Rica o pobre. En una ciudad o en una aldea, en cualquier lugar. Llegan en un momento del día o de la noche, habitualmente de paisano, algunas veces en uniforme, siempre armados. Sin dar explicaciones, sin presentar ninguna orden de detención, a menudo sin decir quiénes son y en nombre de quién actúan, se llevan a rastras a uno o más miembros de la familia hacia un automóvil, haciendo uso de la violencia de ser necesario. Así suele ser el primer acto del drama que lleva a la desaparición forzada o involuntaria de una persona, violación particularmente odiosa de los derechos humanos".

La ONU describe así un fenómeno que no entiende de épocas, fronteras, ideología, religión o sexo. Basta con ser un opositor al gobierno de turno o defender los derechos humanos. Incluso es suficiente ser un periodista atrevido contra el poder para que "agentes gubernamentales de cualquier sector o nivel, grupos organizados o por particulares que actúan en nombre del Gobierno o con su apoyo directo o indirecto, su autorización o su asentimiento" decidan borrarte del mapa. Sin una orden de detención, sin acusación, un juicio justo o posibilidad de defensa. Simplemente te hacen desaparecer. Para eso algunos matan, otros recluyen. En cualquier caso, lo niegan.

Los Estados deben abordar con urgencia la angustia de los familiares y revitalizar las investigaciones sobre los casos en sus países, reclama la ONU

Ocurre en Siria, México, Afganistán, Pakistán, República Centroafricana... Ha sucedido también en España, donde el Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada estima en más de 144.000 los casos de desapariciones forzadas documentadas desde el comienzo de la Guerra Civil en 1936 y durante la dictadura, 30.000 de ellos bebés robados, según los datos recabados en su informe sobre el país. Muchos todavía sin resolver, advierte el organismo, que este julio ha dado al Gobierno español tres meses para que defina cómo va a implementar sus recomendaciones, entre ellas encontrar a las personas desaparecidas.

"En un tiempo las desapariciones forzadas fueron empleadas principalmente por las dictaduras militares. Cada vez más se han convertido en un instrumento utilizado por muchos Estados de todo el mundo, algunos dentro de estrategias de lucha contra el terrorismo o la delincuencia organizada y otros para aplastar la disidencia y el activismo en pro de los derechos humanos", asegura el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en una nota publicada con motivo de la celebración del Día Internacional de las Desapariciones Forzadas el 30 de agosto.

Amnistía Internacional ha querido poner la lupa sobre Siria. La organización denuncia el incremento de esta práctica en ese país pese a que el Consejo de Seguridad de la ONU emitió una resolución en febrero exigiendo su fin. "Hay personas en Siria que son detenidas secretamente en bases gubernamentales, lo que es una clara evidencia de un uso sistemático por parte de las autoridades de la desaparición forzada como una herramienta para aplastar la disidencia", opina Philip Luther, director de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de Programa Regional para África. "Muchos de ellos están recluidos en condiciones inhumanas y, después de haber sido colocados fuera de la protección de la ley, se les tortura. Algunos han muerto durante su detención secreta", denuncia la ONG.

Ante lo que consideran una situación muy grave de violación sistemática de los derechos humanos, AI pide que las promesas de la ONU se traduzcan en medidas concretas. Consideran que la resolución del Consejo de Seguridad se está "desobedeciendo flagrantemente y con impunidad" en aquel país.

La ONG no se olvida, no obstante, de otras zonas del mundo donde también se producen desapariciones forzadas. Un ejemplo claro es República Centroafricana. Desde que comenzó la última oleada de violencia en diciembre de 2013, el país ha sido escenario de asesinatos masivos de civiles, torturas y arrestos arbitrarios tanto por parte de las fuerzas de seguridad como por grupos armados como Seleka. Otro foco de este tipo de violaciones de los derechos humanos es Pakistán, donde los periodistas son acosados, secuestrados, torturados y asesinados. No es el único lugar donde los informadores son el objetivo de mandatarios que no solo desean su desaparición, sino que la llevan a cabo. Así se extrae año tras año del Informe Anual de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras. Según este, Eritrea es una de las mayores cárceles de periodistas del mundo, donde se les recluye sin acusación formal, juicio, ni defensa. Sin dar noticias, literalmente.

Amnistía también pone un punto negro allí donde esta práctica ocurrió en el pasado y nunca se investigó. En ese mapa no solo está marcado España, hay otros muchos. Uno de ellos es Nepal. "Se cree que más de 1.300 personas desaparecieron durante el conflicto entre 1996 y 2006 en el país asiático. Hasta la fecha, ni una sola persona sospechosa de responsabilidad penal o violaciones de los derechos humanos ha sido llevada ante la justicia", denuncia AI.

En este sentido, la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas señala: "Las familias y los amigos de una persona desaparecida son víctimas y tienen el derecho a conocer la verdad sobre las circunstancias de la desaparición forzada, la evolución y los resultados de la investigación". Se reconoce así la importancia de que las autoridades investiguen los casos, presentes o pasados. Y hace un llamamiento: "El tiempo de promesas ha pasado. Es el momento de actuar. Los Estados deben abordar con urgencia la angustia de los familiares y revitalizar las indagaciones sobre los casos en sus países".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_