Urge reaccionar

Desde la cumbre europea de junio se han agudizado dos de los graves problemas que atenazan a la Unión: el estancamiento económico y el empeoramiento de las relaciones con Rusia a cuenta de Ucrania. No hay tiempo que perder. La UE debe colocarse cuanto antes en capacidad de reaccionar, para lo que es imprescindible acabar ya con la interinidad de sus instituciones, que se prolonga desde el 25 de mayo. El Consejo Europeo del próximo sábado debe acordar los nuevos cargos sin mayor dilación. De lo contrario, el curso político empezará renqueante.

Los problemas se agolpan y agravan. A la escasa vitalidad de las economías centrales de la eurozona —Francia y Alemania— se añade la entrada en recesión del tercer país, Italia. En un área tan integrada, también los perjuicios pueden multiplicarse. En este caso, en forma de retracción de las exportaciones del resto y de nueva sombra sobre el conjunto: urge una actuación enérgica para descartar una tercera recesión desde la crisis financiera de 2008. La tensión con Rusia, la verosimilitud de la retirada adelantada de estímulos a la economía estadounidense y el irregular comportamiento de los emergentes dificultan la frágil recuperación

La incapacidad de los Veintiocho para acordar los nuevos cargos, salvo el del titular de la Comisión, Jean Claude Juncker, no debe repetirse ahora. En realidad el fracaso de junio no lo fue de la Unión en su conjunto, sino de su pilar intergubernamental. El Reino Unido de David Cameron se declaró en minoría por malas razones de política interna —luchar contra los eurohostiles en su propio campo— al ser votado Juncker. Pero los demás, a instancias de la canciller Angela Merkel, optaron por aliviar su aislamiento mediante un compromiso peor, acordar por unanimidad el resto de los cargos. Lo que entraña el riesgo de empantanar las decisiones, al tiempo que subraya el recelo de los Gobiernos a los avances más federales del Tratado de Lisboa, que reforzó al Parlamento Europeo en la designación del jefe del Ejecutivo. Son ahora ellos los que deben demostrar que ese retroceso procesal no paralizará las políticas más urgentes.

Este contexto facilita los intereses cortoplacistas y los regates nacionalistas en corto de cada país. Amenaza, por ejemplo, con violentar los propósitos de paridad de género expresados por Juncker para su Comisión y la reválida de esta ante la Cámara. La respuesta del Gobierno español a su petición de enviarle varias candidaturas a comisario (mujeres incluidas), planteándole un único nombre (el del exministro Arias Cañete) tendrá sentido desde el punto de vista partidista, pero no desde los intereses de la Unión ni tampoco de los de España: bien sabemos, desde la pérdida del puesto en la ejecutiva del BCE, que propuestas únicas, y además, de candidatos controvertidos, favorecen las candidaturas rivales de otras procedencias. También por eso conviene afianzar la candidatura del ministro De Guindos para la presidencia del Eurogrupo.