El (oscuro) futuro de Internet
Un estudio identifica las mayores amenazas que definirán la vida en la Red en 2025: exceso de control político y falta de intimidad
Internet no es ni tan joven como para contar todavía con el futuro inocente de todo invento en desarrollo, ni tan maduro como para tener una robustez a prueba de amenazas. Es la lóbrega conclusión de un estudio del famoso think tank estadounidense Pew Research, de perfil independiente, en el cual se describen las principales amenazas a Internet en los próximos diez años. A saber: las diversas restricciones de acceso a la información por situaciones políticas (como la censura de los regímenes dictatoriales) o económicas (las de los gigantes Facebook, Google o Apple) así como la falta de privacidad de los usuarios.
En el estudio, titulado La vida digital en 2025, se reúne la opinión de 1.400 expertos en tecnología, desarrollo y tendencias en la Red, aunque en realidad se puede resumir en una sola: que el futuro de Internet quedará definido por la restricción del acceso a usuarios y la hipervigilancia por motivos de seguridad nacional, ciberterrorismo, censura o intereses políticos y económicos.
Cabe matizar, como hace el director del think tank, Lee Rainie, que la encuesta se realizó tras el escándalo de la NSA por lo que las alarmas sobre los problemas de privacidad y vigilancia estaban muy recientes en la memoria colectiva. No todo es tan grave. Los consultados esperan que para 2025 el desarrollo tecnológico continúe facilitando la conexión entre las personas y que millones de personas ganen acceso a internet gracias a la revolución móvil.
Sin embargo, al pedírseles que identificaran las posibles amenazas para el futuro de Internet en diez años, los encuestados coinciden en cuatro posibilidades:
1) Censura. El afán de control político de las naciones conllevará a más bloqueos, filtrado o segmentación de información, y a los que los encuestados denominan balcanización de Internet.
Los expertos consultados destacan la tendencia de los regímenes dictatoriales que han sufrido protestas organizadas a través de las redes sociales (y de algunos gobiernos democráticos) de endurecer la regulación de internet, vigilar a los internautas o directamente bloquear el acceso a la información cuando perciben que el contenido representa una amenaza al actual régimen. Y ponen como ejemplo China, una de las naciones con más censura, Egipto, Pakistán y Turquía.
Algunos, como Jari Arkko, especialista en Internet para Ericcson y miembro del comité del Internet Engineering Task Force, exponen que la vigilancia excesiva, la recolección de datos y las violaciones de la privacidad (ya sea justificada o no) pueden amenazar la voluntad de los ciudadanos a nivel mundial de utilizar las innovaciones globales que proporciona Internet.
Otros, como Dave Burstein, editor de Fast Net News, consideran que los gobiernos a nivel mundial buscan tener más poder sobre la Red y que esta tendencia irá en aumento obligando a muchos ciudadanos a una información limitada por falta de acceso o recursos para evitar el bloqueo. Burstein pone de ejemplo en su argumento a Reino Unido y su decisión de bloquear el acceso de sus ciudadanos a las páginas que el gobierno británico califique de terroristas o en cualquier forma represente un peligro a la nación (el mismo Gobierno que retuvo por terrorista a la pareja del periodista que destapó el caso NSA-Snowden).
2) Privacidad o no. La vigilancia corporativa y gubernamental y la posibilidad de que aumente en el futuro incrementarán la falta de confianza de los usuarios en la información disponible y compromete la neutralidad de la Red.
El consenso está en la urgencia de definir los parámetros de la vigilancia, ya que sin supervisión y un marco legal internacional la monitorización de la vasta actividad online puede ser indiscriminada y dar pie a restricciones del libre acceso a la información. El nacionalismo y los intereses soberanos son una clara amenaza, ya sean por una buena causa (como la protección de la privacidad) o por una mala (como el proteccionismo económico).
Algunos como Danah Boyd, investigadora científica para Microsoft lo resumen así: “Los próximos años serán sobre quien tiene el control”. Boyd explica que la información compartida se verá fragmentada geográficamente debido a los intereses gubernamentales (y las implicaciones internacionales del escándalo de la NSA que destapara Edward Snowden).
Christopher Wilkinson, un oficial retirado de la Unión Europea y miembro del consejo de EURid.eu asegura que la vigilancia a los usuarios, como mínimo, enfría las comunicaciones, y como máximo, facilita el espionaje industrial, lo que no tiene nada que ver con la seguridad en sí.
El experto en leyes digitales, Peter Vogel considera que la vulneración a la privacidad es la amenaza más seria para el acceso y compartición de la información en Internet actualmente y que las posibilidades de que haya cambiado en 10 años son pocas, debido particularmente a las amenazas de filtraciones usuarios y las empresas.
3) Traje a medida de las empresas y políticos. Las presiones comerciales afectan todo desde la arquitectura de Internet hasta la forma en que fluye la información lo que pondrá en peligro la estructura de la vida online.
Una gran cantidad de los encuestados predicen que la creciente monetización de las actividades en Internet afectará la manera en las que la gente recibirá la información en el futuro. Entre sus principales preocupaciones se encuentran el futuro de la neutralidad de Internet, las restricciones al intercambio de información protegida por las leyes de propiedad intelectual, y la incapacidad y falta de visión del gobierno y las empresas en general para establecer una buena hoja de ruta hacia el futuro digital debido a su fijación en las ganancias a corto plazo.
Para Marcus Cake, un arquitecto de contenido de sociedades en red y estratega en WisdomNetworks, uno de los mayores retos es la respuesta de los gobiernos para legislar la “Era de la información” para mantener su influencia, soberanía y otras áreas que generen preocupación.
4) Del exceso a la falta. Los esfuerzos para corregir el problema del exceso de información pueden llevar a la sobrecompensación y a reducir el contenido que se comparte. El big data tienen muchas posibilidades y todavía no se conoce la dimensión de su alcance.
El exceso de información siempre ha sido un tema de preocupación pero en el estudio se expone como los sistemas de filtración basados en algoritmos tienen un lado negativo ya que pueden –y dejan– de lado gran cantidad de información relevante pero que no reconoce o no está catalogada según sus parámetros, y especialmente cuando las compañías que proveen estos servicios de filtrados reciben incentivos económicos para presentar la información en una forma en particular
El Pew Research Center añade a esta lista de advertencias la personalización de contenidos como una forma de limitar el exceso de información pero que también restringe de encontrar temas que nos llamen la atención de forma aleatoria o fuera de nuestro rango de interés. Pero la entidad recuerda que estas amenazas son solo eso. Aún estamos a tiempo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.