El millonario que no tiene Internet en el móvil
Su padre era un humilde pescadero. Su hija exhibe lujosos coches. Peter Lim, el millonario de Singapur que ha comprado el Valencia, posee una fortuna de 1.840 millones amasada con aceite de palma Famoso por su hermetismo, Lim no lleva escolta, ni corbata, y controla sus empresas desde un Starbucks
El dueño del bar pone sobre la plancha cuatro trozos de cerdo. Por la ventana asoma el gigantesco esqueleto del nuevo Mestalla, una mole que espera desde hace cinco años a que alguien lo termine por dentro. Muchos bares de la zona han cerrado, quizás hartos de esperar a que el estadio echara a andar.
La suerte del bar y del Valencia Club de Fútbol está a punto de cambiar. Tras la entrada del jeque de Qatar, Abdullah Al-Thani, en el Málaga, y la del empresario indio Ahsan Aly Syed en el Racing, un nuevo millonario desembarca en España: el singapurense Peter Lim, de 61 años, la sexta fortuna del pequeño país del sudeste asiático, según Forbes, que calcula su riqueza en 1.840 millones. Lim ha adquirido el Valencia, lo que —previsiblemente— aprobará la semana que viene el patronato de la fundación del club, y negocia con Bankia su enorme deuda, 320 millones, tras años de despilfarro, ladrillazos e injerencia de la Generalitat de Camps.
Pero, ¿quién es Peter Lim? Desde luego no lo sabrán por palabras suyas. El inversor es hermético. Enemigo de las entrevistas, no hace declaraciones. No importa cuántos golpes le estén propinando los medios. Los ignora siempre que puede. Hijo de un pescadero, tiene seis hermanos y de niño compartió un piso de dos habitaciones con 11 personas en una zona humilde de Singapur. Hecho a sí mismo, trabajó de camarero, cocinero y taxista para poder entrar en la Universidad de Western Australia, donde se licenció en Contabilidad y Finanzas. Empezó a trabajar como corredor de Bolsa y pronto le apodaron El rey de los brokers.
Muchos años más tarde, en 1991 y con una buena suma de dinero ya en su poder, obtuvo su primer gran éxito. Ayudó a fundar la compañía de aceite de palma Wilmar International con 10 millones de dólares, el 5% del capital total. El negocio —que según las denuncias de grupos ecologistas arrasa con miles de hectáreas de jungla en Sumatra y está acabando con los tigres y los orangutanes de esta isla de Indonesia—, fue un pelotazo: su inversión se ha multiplicado por 70.
Lim es íntimo amigo del agente Jorge Mendes y de Cristiano Ronaldo
Lim capitanea decenas de empresas, pero no figura en el Consejo de Administración de ninguna. Posee inversiones con Rowsley, que se presenta como “una inmobiliaria multidisciplinar de estilo de vida”. Ha acordado crear, junto al Gobierno de Malasia, un enorme centro de ocio para aficionados del motor con un circuito en el que se podrá circular a toda velocidad. Y es dueño de Thompson Medical, el proveedor más importante de servicios médicos privados para mujeres y niños en el sudeste asiático.
En los últimos años, se ha entregado a sus dos grandes pasiones: los coches y el fútbol. En 2011 invirtió en el equipo de F1 McLaren. No se sabe cuántos cochazos componen su flota privada, pero gracias a su hija hemos visto unos cuantos. Kim, de 22 años, una de los dos hijos que tuvo con su primera mujer, es una celebridad en Singapur. En su cuenta de Instagram (@Limmylecute) comparte las fotos de sus bolsos de Chanel, sus zapatos de Louboutin y sus manicuras siempre fantasiosas. Además, hace posados sobre los coches de papá.
En las imágenes ha mostrado al menos un Ferrari, un Lamborghini, un deportivo de Mercedes y un Audi descapotable. “A veces compro demasiado y mi padre solo se entera cuando ve a fin de mes lo que he gastado y me riñe”, contó en una entrevista. A veces también comparte fotos de su progenitor, una de las raras ocasiones en que podemos ver imágenes de él. Hace unos días, por el día del padre, Kim subió a su cuenta una imagen de la tarta que le regaló: el escudo del Valencia bañado en azúcar y con un texto: “I love you, pa”.
La foto ya ha desaparecido de la Red. Peter Lim parece haberse asegurado de que su hija no le fastidie los negocios, a pesar de que su móvil no tiene Internet. Con su sencillo Nokia, el magnate se basta para controlarlo todo. Llama a los directores de sus empresas, los cita en un Starbucks y les cuenta esa nueva idea que hay que ejecutar. Como broker, se acostumbró a tomar decisiones rápidas y cuando decide algo, raro es que dé marcha atrás.
Desde hace unos años el inversor desea controlar un gran club europeo. Intentó hacerse con el Liverpool y le tiró los tejos al Milan y al Atlético de Madrid. No lo logró, aunque a los últimos acabó prestándoles dinero. Finalmente, ha logrado cazar al Valencia con su sociedad Meriton Holding.
Contra el criterio de sus asesores, Lim no lleva escolta. En su visita a Valencia se paseó tranquilamente por la ciudad. Si se confirma como nuevo dueño del equipo, no acaparará las cámaras, ni hará declaraciones. Saludará a los invitados ilustres que acudan al campo, pero verá los partidos aparte, con su familia. Quizá en compañía de su íntimo amigo, el superagente Jorge Mendes, su socio en la agencia de representación Quality Sports Investment. El primero en comprobar la influencia de Mendes sobre Lim ha sido el hasta ahora entrenador, Juan Antonio Pizzi, que el singapurense quiere sustituir por Nuno Espirito Santo, del equipo portugués Rio Ave.
Por ahora, el empresario solo ha pisado Valencia una vez, pero ha enviado a la quinta planta de los cuarteles generales del equipo a tres personas de su confianza que están auditando las cuentas del club capitaneados por su mano derecha, la eficaz Lay Hoon. Bankia agradeció que Hoon no hablara del sentir valencià en las negociaciones sino de finanzas. Quienes han tratado con ella la definen como seria y sensata. El equipo de Lim se aloja en el Valencia Palace, el hotel que usa el club. Hace unos años que dejaron de usar el Westin, más lujoso.
En Singapur es conocido por sus proyectos benéficos. Donó seis millones de euros a la fundación olímpica de su país para fomentar entre los jóvenes el deporte (su gran pasión, a Singapur ha llevado a algunos de los grandes, como a su amigo Cristiano Ronaldo, al que acompañó a recoger su último Balón de oro, a Hamilton, Mourinho, Ryan Giggs o Falcao). Además, es el principal donante de la Raffles Institution, el colegio público en el que estudió.
Si sale, la compra del Valencia será su última alegría, aunque todo indica que la vivirá de puertas adentro. Quizá al primer partido le acompañe su segunda mujer, la actriz Cherie Lim. Y seguramente vestirá vaqueros, polo y chaqueta. Las corbatas las mantiene lejos.
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