La duquesa de Alba abandona el hospital tras una revisión médica
Los médicos han examinado la válvula que le implantaron en 2009 y que podría ser la causa de sus problemas de movilidad
La duquesa de Alba, de 88 años, ingresó esta mañana en el hospital Sagrado Corazón de Sevilla para ser sometida a un reconocimiento médico y a media tarde se marchó a su domicilio. Los especialistas querían comprobar el estado de la válvula que se le implantó en 2009 para mejorar los problemas de hidrocefalia e isquemia cerebral que padecía. Los médicos creen que este dispositivo podría estar obstruido en su parte inferior y ser la causa de los grandes problemas de movilidad que padece la duquesa en la actualidad.
Cuando abandonó el hospital Cayetana de Alba lo hizo en silla de ruedas. Hacía casi tres meses que no se la veía en público. Visiblemente más delgada, se la veía desmejorada. Sin embargo, su marido, Alfonso Díez, aseguró: “Está descartada una operación”.
La salud de la aristócrata se ha visto muy mermada en los últimos meses. De hecho desde el día 13 marzo no se la veía en público. Su marido, Alfonso Díez ha asegurado que está bien aunque ahora se toma las cosas con más calma desde la caída que sufrió en Roma. También lo corrobora su fiel amiga Carmen Tello: "Está bien, pero desde que se cayó en Roma el año pasado y se fracturó el fémur se ha dado cuenta de que debe cuidarse más”. Ella y su esposo, el torero Curro Romero, mantienen un contacto diario con la duquesa. “Ha cogido miedo a salir, a hacerse daño. Además, ya no posee la misma movilidad. Pero los análisis los tiene fenomenal”.
La duquesa ya no pudo celebrar en marzo, como había planeado, su último cumpleaños, esa vez aquejada de un virus estomacal que debilitó mucho su ya mermado estado de salud. Tampoco pudo asistir el pasado fin de semana en Sevilla a la boda del hijo de Carmen Tello. Por el palacio de Dueñas se desplaza siempre acompañada y en ocasiones en silla de ruedas.
Esta ausencia de Cayetana de Alba de la vida social ha disparado las alarmas sobre su estado de salud. Hasta hace unos meses, era frecuente verla en dos o tres sitios en un día, escucharla planear largos viajes y protestar si alguno de sus seis hijos le pedía que bajara el ritmo. Tanto Carmen Tello como su familia aseguran que no hay motivo de alarma, que su salud es la que corresponde a una mujer de su edad. Lo que ha cambiado ha sido su estilo de vida. “Necesita ayuda para no caerse. Tiene miedo. No puede estar mucho tiempo de pie y, además, en su casa no hay ascensor”, dicen. Aun así, sus hijos se sorprenden todavía de su vitalidad. Carlos, el primogénito, no entra en detalles, pero asegura que su madre “se encuentra bien”.
El 5 de octubre se cumplirán tres años de su boda con Alfonso Díez. Fue su último acto de rebeldía. Logró convencer a sus seis hijos de que tenía derecho a casarse pese a haber alcanzado los 85 años, con el argumento de que si ella no se había metido en sus bodas y divorcios, ellos tampoco debían opinar.
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