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La juez ordena hacer un examen psiquiátrico a Oscar Pistorius

El fiscal pide la prueba tras escuchar en el juicio a una psiquiatra contratada por la defensa La médico dice que padece un desorden mental que puede hacerlo "peligroso para la sociedad"

Oscar Pistorius sale de la corte suprema de Pretoria, el 14 de mayo de 2014.
Oscar Pistorius sale de la corte suprema de Pretoria, el 14 de mayo de 2014. Themba Hadebe (AP)

Del juzgado al médico. La juez del caso de Oscar Pistorius ha ordenado este miércoles que el atleta paralímpico sudafricano se someta a un examen psiquiátrico para comprobar si sufre alguna enfermedad mental que pudiera haber afectado su comportamiento la madrugada que mató a su novia, la modelo Reeva Steenkamp.

El fiscal pidió la evaluación después de oír el testimonio de una psiquiatra contratada por la defensa que ha diagnosticado a Pistorius con un desorden general de ansiedad que le hace permanecer “hipervigilante” y una depresión que nadie había detectado antes. A preguntas del fiscal, la doctora comparó este cuadro con un desorden mental y aseguró que los afectados pueden considerarse “un peligro para la sociedad”.

La juez ha justificado su decisión diciendo que es la única forma de que el medallista logre tener un “juicio justo” dado que existen “dudas razonables” de que realmente padezca una enfermedad psiquiátrica. La hipótesis es relevante porque si fuera así, el deportista podría quedar exculpado de responsabilidades penales. La fiscalía quiere evitar apelaciones basadas en esta premisa en el caso de una posible condena por asesinato u homicidio.

En los más de dos meses que lleva en pie este juicio, la defensa no había planteado que Pistorius sea un enfermo mental ni que durante aquella fatídica madrugada en que disparó cuatro tiros contra la puerta tras de la que se escondía su novia hubiera sufrido alguna alteración transitoria. Es más, a tenor de cómo sucedió el interrogatorio a la psiquiatra, parece que los abogados son los más sorprendidos de que la profesional apuntara en esta dirección.

Hasta ahora, los abogados del velocista doblemente amputado han tenido dos líneas de defensa. La primera, con la que se inició el juicio, fue que Pistorius confundió a su novia con un intruso y sintió miedo de ser atacado. En su afán por protegerse él y a su pareja, disparó a ciegas. Se trata de una especie de autodefensa, aunque la legislación sudafricana señala específicamente que para que esta excepción cuente como tan, la víctima tiene que haber visto directamente al atacante, algo que no sucedió en este caso.

Posteriormente, Pistorius -en calidad de testigo, acorde al sistema judicial sudafricano- declaró que apretó el gatillo “involuntariamente” mientras estaba enfrente de la puerta del pequeño baño.

La fiscalía acusa a Pistorius de asesinato premeditado, así como de tenencia ilícita de armas y de disparar temerariamente en dos locales públicos, delitos por los que podría ser condenado a cadena perpetua.

Por su parte, el paralímpico sigue declarándose inocente de todos los cargos, asegurando que aquella madrugada se despertó por el calor a encender el ventilador. Tan solo segundos después de que cruzara dos frases con su novia, oyó un ruido sospechoso en el baño y, sin asegurarse dónde estaba Steenkamp, cogió la pistola y se dirigió hasta la puerta disparando cuatro tiros que resultaron mortales. El atleta aseguró que no pudo oír cómo la chica se levantaba de la cama por el ruido del ventilador y afirmó que la habitación estaba completamente a oscuras.

Cuatro vecinos del complejo donde acontecieron los hechos declararon haber oído una discusión, unos tiros y posteriormente los gritos de una mujer. Para la defensa, que aportó testigos que viven en la puerta de al lado de Pistorius y que no oyeron nada, esta sucesión no es posible y sostienen que no hubo riña y que fue el atleta el que salió al balcón para pedir ayuda.

El juicio, que empezó el pasado 3 de marzo y estaba previsto que terminara el viernes, queda aplazado hasta el próximo martes, cuando el tribunal planteará las condiciones, si el velocista tiene que ingresar en un centro de internamiento o, como sugiere la defensa, será tratado como un paciente externo.

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