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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Milagro en el recibo de la luz

Las compañías eléctricas tendrán que devolver dinero a los 17 millones de consumidores

MARCOS BALFAGÓN

Los milagros existen. Conviene registrarlos en la memoria y en los cronicones para que quien los vivió presuma de ello y para convencer a los incrédulos. Esta es la singularidad milagrosa: las compañías eléctricas tendrán que devolver dinero a los 17 millones de consumidores que gastan luz bajo tarifa. No importa cuánto (quizá entre 30 y 40 euros), ni el cuándo (la situación de la tesorería manda), ni siquiera el cómo (quizá compensen la cantidad debida en recibos posteriores), sino la singularidad del acto, la alineación milenaria de los planetas. El consumidor, ansioso de recibir la devolución, quizá se pregunte la causa de este acontecimiento tan excepcional. Pues bien, resulta que los precios medios del mercado diario han marcado 26 euros por megavatio hora (Mw/h), cuando la tarifa fijada por el Gobierno equivale a 48 euros Mw/h. Las compañías eléctricas tienen que devolver el sobreprecio percibido, según nos explicó el ministro del ramo energético, un circunspecto y desconcertado José Manuel Soria. Si el sistema lo dice y el ministro lo ratifica, Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa no tienen otra opción.

Pero una cosa es un milagro y otra muy distinta hacerse ilusiones. No habrá en el futuro precios más bajos. La tendencia general del recibo de la luz es al alza, porque la teoría de la oferta y la demanda no se cumple en según qué mercados. Quien haga caso a los manuales de economía deducirá erróneamente que los precios caerán en los próximos meses, porque la demanda es débil, llueve y sopla el viento. Pero en la práctica, las reglas de los manuales se curvan, aparecen nuevos conceptos que sufragar, déficits que compensar y subidas de costes que enjugar. Es dudoso que el recibo de la luz se deje sorprender por otro milagro como el acontecido.

El ministro definió su desconcierto eléctrico con una frase para la eternidad que, al mismo tiempo, nos precisa el futuro de nuestros bolsillos: “Los precios no han dejado de subir, el déficit de tarifa y los beneficios también. No me parece mal, pero algo raro hay”. Pues sí que hay algo raro, pero no debe preocuparse; en los periódicos tiene bien explicada la rareza.

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