“Cambio un Oso de Plata por una vida mejor”
El ganador de un Oso de Plata en la Berlinale 2013, Nazif Mujic, de Bosnia-Herzegovina, vive en un hogar para refugiados en Berlín. Quiere quedarse en Alemania, pero las probabilidades de que lo consiga son mínimas
El día más importante en la miserable vida de Nazif Mujic, un recolector de chatarra en Bosnia, algo raro en la vida de los seres humanos, no tuvo lugar en su patria adolorida por la guerra civil, sino en el glamuroso escenario del teatro Berlinaler Palast en Berlín. El 16 de febrero de 2013, Mujic, un hombre humilde y que nunca tuvo dinero para visitar al dentista, estaba sentado en la fila de honor del teatro, reservada a los triunfadores de la Berlinale, el famoso festival de cine de Berlín.
Ese día, Mujic vestía un traje oscuro y estaba acompañado de su esposa Senada y cuando la animadora de la noche de gala anunció que el recolector de chatarra había obtenido el Oso de Plata, que premiaba la mejor actuación del festival, el gitano de 42 años creyó que la vida le deparaba un futuro mejor. Su actuación en Un episodio en la vida de un charratero dirigida por Danis Tanovic fue premiada con una ovación por el público.
“Dejaré de ser pobre y podré tener una vida mejor para que mis hijos puedan estudiar y yo pueda pagar un seguro médico para toda la familia”, dijo Mujic a la prensa, sin poder creer que su propia tragedia familiar lo había convertido en un actor famoso. La cinta cuenta su propio drama. Su esposa no podía abortar un feto muerto porque no tenía seguro médico.
La vida tiene muchas vueltas y cuando Mujic regresó a Poljice, su pueblo natal, se dio cuenta que la fama es algo efímero, sobre todo si es producto de la casualidad. En su pueblo, todo el mundo creía que era rico y cuando lo veían recogiendo chatarra o limpiando las calles se burlaban de él, le hacían fotos y las colgaban después en Internet: "Miren, ahí está el mejor actor del año", escribían.
Hace dos meses, Mujic tomó una decisión radical. Vendió lo poco que tenía, se embarcó en un autobús junto con su esposa Senada y sus tres hijos y, al cabo de 24 horas, llegó a Berlín para buscar una vida mejor. El Oso de Plata que había obtenido en la Berlinale solo le había acarreado burlas y problemas y nunca le ayudó para salir de la miseria.
En Berlín, Mujic se dirigió a la oficina de inmigración y solicitó asilo político. “Soy un actor famoso”, les dijo a las autoridades y para demostrarlo les mostró la estatuilla. “Pero en Bosnia no tengo trabajo y quiero una vida mejor para mi familia”. Los empleados le tomaron fotos y le advirtieron que no tenía ninguna posibilidad de obtener el ansiado estatus de asilado político.
Aun asi, Mujic llenó los formularios y la Oficina le dio una dirección donde podía vivir hasta que las autoridades tomaran cartas en el asunto. Casi cinco semanas después llegó la respuesta. “La solicitud de asilo es rechazada porque, objetivamente, carece de fundamento”, pudo leer Mujic. Peor aun, las autoridades le señalaban que la familia tenía siete días de plazo para abandonar el país. Pero un burócrata piadoso añadió que podía alargar su estado en Berlín hasta el mes de marzo.
Nazif Mujic volvió a ser un hombre famoso en Berlín, cuando la prensa local se enteró de su tragedia. “Cambio mi Oso de Plata por una vida mejor”, declaró al periódico Die Tageszeitung. "No quiero que mis hijos digan: Éste es nuestro padre. Es el mejor actor, pero no nos ha dejado nada. Nada, excepto una estatuilla de un Oso".
En las últimas semanas, Nazif Mujic ha recuperado la fama perdida, pero desde una óptica problemática. El y su familia viven en una habitación de 30 metros cuadrados en una residencia para refugiados en las afueras de Berlín. Pero la fama efímera que conquistó hace un año, al parecer le podría ayudar a permanecer en la tierra prometida que es Berlín.
Hace una semana, la dirección de la Berlinale se enteró de la presencia de Mujic en la ciudad y le ofrecieron ayuda. “El destino de Nazif Mujic es muy importante para nosotros y en el marco de nuestras posibilidades le apoyaremos”, dijo Dieter Kosslick, el director del festival.
Frauke Greiner, jefa de prensa del festival, precisó la ayuda que recibirá el actor aficionado de Bosnia. “Cuando nos enteramos de su situación nos reunimos con él y contratamos una abogada para que estudiara el caso y analice que posibilidades legales existen para que Mujic permanezca en Berlín” dijo Greiner a El País. “Los honorarios de la abogada serán cubiertos por donaciones personales del personal de la Berlinale”.
Un gesto noble para un hombre que recibió, él y su mujer, 50 euros por día de rodaje. "No tengo nada en contra del director de la película, pero tengo que decir que ahora me va mucho peor que antes de hacerla. Todos en Bosnia piensan que soy famoso y que tengo dinero para comprar un piso", dijo en una entrevista. "El nunca quiso saber cómo vivo. En su momento me prometió que mis hijos vivirían igual de bien que los suyos".
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