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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Obama y el cambio climático

El presidente estadounidense anuncia ahora que pondrá en marcha otra de sus promesas incumplidas

SOLEDAD CALÉS

En los discursos de la campaña presidencial de 2008, Barack Obama prometía que si era elegido presidente de EE UU, los glaciares dejarían de derretirse, el nivel de los mares no subiría y el planeta comenzaría a curar las heridas del cambio climático. Cinco años después, lejos ya de aquella retórica electoral, Obama ha dado al fin los primeros pasos para cumplir una promesa siempre pospuesta. EE UU es el segundo emisor del mundo de CO2, después de China, aunque si se trata de emisiones por habitante, se sitúa en el primer puesto.

Es cierto que en el anterior mandato tropezó siempre con el firme obstruccionismo del partido republicano y que las elecciones a la Cámara de Representantes no le dieron la mayoría suficiente para remover ese obstáculo. Pero también lo es que pudo utilizar los poderes federales del presidente, de los que se sirve ahora, para dictar disposiciones sin necesidad de aprobación parlamentaria. Las medidas anunciadas son tan ambiciosas como faltas de concreción en su aplicación. El objetivo es lograr en 2020 una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del 17% respecto de las cifras de 2005.

El plan incluye incentivos a las energías renovables y límites en las emisiones de CO2, tanto en el transporte como en la industria. Especialmente relevante es la limitación de emisiones en las 1.100 plantas de carbón, que producen el 37% de la electricidad de EE UU, pero también el 40% de las emisiones de CO2. El proyecto no impone un calendario preciso y deja a los Estados una gran flexibilidad para su aplicación.

Consciente de la decepción que su inacción ha provocado en todo el mundo y acosado por las secuelas del escándalo del espionaje masivo de las comunicaciones, Obama ha querido aparecer ahora como adalid de la lucha contra el cambio climático. Para ello se ha comprometido a concertar con las otras tres grandes potencias contaminantes —China, India y Brasil— acuerdos para lograr que asuman los mismos objetivos. Pero esta iniciativa resulta extraña en un problema que afecta a todo el planeta y que ya dispone de acuerdos multilaterales para afrontarlo. El Protocolo de Kioto es el instrumento acordado y Obama no se ha atrevido a firmarlo.

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