El otro 'Mare Nostrum'
Las alianzas comerciales entre América y Asia están cambiando el mapa económico global
La gira americana del presidente Xi Jinping, seis meses después de llegar al cargo, muestra la voluntad de China no solo de afianzar sus relaciones con América Latina, sino de imprimirles un nuevo giro. La acuciante necesidad de materias primas —hidrocarburos, minerales y alimentos— ha convertido al gigante asiático en el principal socio de muchos países del continente. Pero Pekín es consciente de la inquietud que genera el enorme déficit comercial provocado por sus exportaciones. De ahí que, en sus reuniones con los mandatarios del Caribe anglófono, Costa Rica y, muy especialmente, México, Xi no solo hable de petróleo, sino de inversiones productivas y desarrollo de infraestructuras y tecnología.
El viaje del presidente chino, que culmina el 7 y 8 de junio en California, con una entrevista con Barack Obama, forma parte de las tupidas redes que se están tejiendo alrededor del Pacífico, convertido en el Mare Nostrum del siglo XXI.
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En este escenario hay que insertar también la reciente cumbre, en Cali, de la Alianza del Pacífico, formada por México, Chile, Perú y Colombia —país, por cierto, que acaba de ser invitado a ingresar en la OCDE—. La Alianza de las cuatro economías más pujantes de América Latina es el acuerdo de integración más prometedor de cuantos se han impulsado en la región. Alejado de la acostumbrada retórica hueca, la Alianza del Pacífico parte de bases comunes —democracia, libertad económica, seguridad jurídica— y objetivos concretos: libre circulación de bienes, capitales y personas y expansión global. A su puerta tocan ya Costa Rica, Guatemala, Panamá y Uruguay.
Con una efervescencia que opaca al proteccionista Mercosur y al moribundo Pacto Andino, los miembros de la Alianza afinan estrategias conjuntas para desembarcar en el mercado asiático a través de otra de las grandes redes regionales, el Acuerdo de Asociación Transpacífico que impulsa Estados Unidos. La presencia de España en la cumbre de Cali ha sido, sin duda, una buena iniciativa para afianzar los puentes con esos espacios emergentes.
Ese vigor contrasta con el renqueante acuerdo transatlántico entre Estados Unidos y la UE, lastrado por la crisis y los recelos. Las alianzas comerciales entre Asia y América Latina están cambiando el mapa económico del mundo. La hegemonía bascula ya hacia el Pacífico.
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