Acoso escolar: ¿en qué estamos fallando?
Esa es la pregunta que nos deberíamos de hacer todos, no solo como padres, sino también como sociedad: en qué estamos fallando para que nuestros propios hijos sean capaces de manipular la mente de otro hasta tal punto que la única salida que encuentre esa víctima sea la de acabar con su vida para así poder sentirse bien y a salvo. Los casos de bullyingson cada vez más graves y preocupantes; el último lo encontramos en Asturias. ¿Estamos creando una generación intolerante? ¿Dónde está el problema: en la educación o en la permisividad de los padres?
Ante cualquier problema, únicamente se escucha “solo son niños” y “se estaban divirtiendo, pero sin maldad”, pero estas palabras parecen solo dar carta blanca a sus acciones.
En ocasiones, oigo a mi padre decir “esto en mi época no pasaba”, y me pregunto ¿qué es lo que ha cambiado? Personalmente, creo que la falta de respeto hacia los demás; alabando y mimando únicamente el “yo” y el “mío”, donde todo “me la sopla”, pero donde todos se entienden, llegando a desencadenar actitudes grupales en las que se persigue aquello o aquellos que son diferentes, objetivos fáciles para la burla o mofa, mermando la autoestima y la personalidad de los que no siguen sus normas, o de los que ellos creen que no merecen seguirlas.
Seguro que son muchos los que dicen, “es hora de reflexionar sobre lo que ha pasado”, pero ahora, tras una nueva víctima, no caben las reflexiones. Los cambios de actitud han de llegar ya, no mirar hacia otro lado, no restar importancia a lo que se cree una chiquillada, respetar y ser respetado. Eso es lo que importa.— María Isolina García Fernández.
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