Preguntas sobre la corrupción
Pido comprensión a la señora Cospedal. Le pido que comprenda que los millones de ciudadanos que no hemos pertenecido jamás a la dirección de su partido nos hagamos preguntas. Angustiosas preguntas. Le pido humildemente que considere nuestro derecho a preguntarnos por qué personas tan cualificadas como las que han dirigido su partido desde siempre no se han enterado nunca de nada de lo que haya podido ocurrir con su tesorería. No un hecho concreto o aislado que pudiera escapar al control o al conocimiento de los responsables políticos. No. Una práctica habitual (presunta, aunque no desmentida tajantemente, sino al contrario, reconocida públicamente por al menos un exdiputado de su partido) a lo largo de los años. Debe usted entender, señora, nuestra estupefacción. ¿Cómo podemos creer que nunca nadie supo nada y un simple equipo de periodistas sí? ¿Cómo?
Puesto que ustedes no explican nada, ¿cómo podemos convencernos a nosotros mismos de que 22 millones de euros ocultos en un banco suizo son asunto de un solo personaje, un monólogo de 22 millones de euros que nadie escuchó, a pesar de tenerlo en sus oficinas hasta hace cuatro días? ¿Un simple diálogo entre dos ex tesoreros del PP, Sanchís y Bárcenas, sobre la macroexplotación agrícola La Moraleja en tierras argentinas? Permítanos, por favor, señora, al menos dudar. Sumidos en la angustia, solo tenemos preguntas. — Santiago Anglada Capel. Melilla.
Al leer las explicaciones que dan para justificar sus actos los distintos implicados en los variopintos casos de corrupción que día tras día nos salpican no puedo sino recordar este pecio de Rafael Sánchez Ferlosio: “Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere”. Y es revelador que ésta sea la frase con la que se abre su libro —escrito en 1993— Vendrán más años malos y nos harán más ciegos, cuyo título es ciertamente premonitorio, a juzgar por los votos recibidos por el partido gobernante de quienes espero empiecen ahora a abrir sus ojos.— Julio Flórez García. Gijón.
Es urgente que los partidos adopten medidas claras y contundentes contra la corrupción, Lo más importante para un país es que sus ciudadanos nos sintamos orgullosos y defensores de sus principios y de sus valores. Más importante que la salida de la crisis económica es la salida de la crisis de valores. La defensa de la democracia, de la libertad y de la justicia, debe estar por encima de cualquier ciudadano. Nadie por encima de la Ley. Es necesario que todos los partidos respondan ante sus casos de corrupción. Las listas cerradas sólo son posibles si los partidos que las elaboran se responsabilizan de las actuaciones. de quienes designan. Hay que exigir responsabilidad económica al corrupto y al partido, y responsabilidad penal al autor. La ética no debe ser una opción voluntaria sino una exigencia. Es decepcionante la actitud de los partidos ante la corrupción. No quieren darse cuenta que la corrupción es la aluminosis de la democracia.— Juan Jesús Vives. Madrid.
La señora de Cospedal nos dice (y, al parecer, se queda tan tranquila) que, para resolver el problema de los 22 millones en Suiza, volverán a revisar la contabilidad. Uno se queda desconcertado: ¿Está reconociendo que tienen una contabilidad B y la van a auditar o contabilizan los ingresos y los pagos ilegales en la contabilidad oficial?— Jaime Llopis. Tres Cantos, Madrid.
