Viaje a Mozambique (10): La masacre de Mueda
El 16 de junio de 1960, un gran número de campesinos mozambiqueños, pidiendo un trato más humano y mejoras de vida, se concentró ante la Secretaría de la administración portuguesa en Mueda. Tras varias horas de negociación sin que se llegase a un acuerdo, las autoridades coloniales dieron al ejército la orden de disparar sobre la multitud. Este episodio, conocido como la Masacre de Mueda, dio pie a que los dirigentes del MANU, uno de los grupos que se unieron para formar el FRELIMO, lanzasen su lucha por la independencia. Más tarde, Samora Machel, escribiría que fueron los acontecimientos de Mueda los que despertaron los sentimientos independentistas al poner de relieve la explotación y opresión a la que los mozambiqueños estaban sometidos. “Y es que antes de la matanza, el MANU y otros movimientos, solo pedían igualdad de trato con los blancos”, me comenta Rafael Zacarias, encargado del Centro de Interpretación de la Masacre de Mueda, que ocupa el edificio de la antigua Secretaría colonial.
Nadie se pone de acuerdo sobre cuántas personas murieron aquel día. Antes de pasar a visitar el museo, Rafael me dice que la cifra oficial es 600, pero que hay mucha discrepancia sobre el tema. Su propio padre, siendo un joven, estuvo presente y escapó a la muerte porque pudo correr y esconderse en el mato, el bosque, que rodea a la población. Muchos habitantes de la zona formaron los primeros contingentes de hombres que lanzaron la lucha para poner fin al poder portugués. Por eso el distrito de Mueda está plagado de excombatientes. Hoy, 52 años más tarde, vuelven a oírse rumores de guerra en el país que no sé hasta qué punto son ciertos.
Centro de interpretación de la Masacre de Mueda.
Rafael me muestra con orgullo una mesa sobre la que hay unas figuras que representan la masacre, algunos gorros, tipo fez, que llevaban las tropas coloniales, una sotana blanca que representa a la del cura que dio la extremaunción a los moribundos y organizó su entierro, algunos objetos de escritorio y libros sobre el acontecimiento.
Vemos también los paneles explicativos antes de pasar a la segunda sala donde en un rincón se mezclan varios fusiles y morrales de los soldados con figuras de madera y pieles sobre las que hay algunos trozos de papel indicando lo que parece ser el precio. Ante mi pregunta, Rafael me confirma que son objetos para vender y así conseguir algo de dinero para mantener el museo.
En otra esquina de la sala se exhiben los batones que las autoridades coloniales entregaban a los jefes locales para señalar su autoridad, algunas cornetas y una serie de palmatorias que es como se llamaba a las mazas de madera con las que se golpeaba a los mozambiqueños en las manos como castigo. El
Centro de interpretación es prácticamente interactivo, los objetos expuestos se pueden coger y observar sin problema y Rafael no duda en hacer cualquier tipo de demostración sobre su uso mientras recalca la crueldad de los portugueses y la opresión que ejercían sobre el pueblo mozambiqueño.
Salimos por la puerta de atrás y vamos hasta el monumento a las víctimas de la masacre construido sobre la fosa común donde fueron enterradas. También hay tumbas de algunos héroes nacionales que lucharon durante la guerra de independencia y tras un pequeño muro otros enterramientos de figuras relevantes provenientes de las filas del FRELIMO.
De vuelta al Centro de interpretación Rafael me extiende un recibo por los 200 meticais que he pagado por visitar y tomar fotos. Como dirección escribe España, con “ñ”, le pregunto que cómo así y dice que Mueda está llena de coches con pegatinas de la cooperación española, por eso sabe cómo se escribe el país en castellano.
La guerra por la independencia, iniciada en Mueda, terminó en 1975 con la salida de los portugueses del país. En 1977 empezó la guerra civil entre el FRELIMO y la RENAMO, grupo apoyado por los regímenes racistas de Sudáfrica y Rhodesia del Sur (hoy Zimbabue) que no querían un vecino marxista. En 1992 se firmaron en Roma los acuerdos de paz entre los dos grupos.
Ahora, dos décadas después, en Mozambique se habla de tambores de guerra de nuevo. A finales de octubre, el líder de RENAMO, Alfonso Dhlakama, dejó su escaño parlamentario y se retiró a las montañas de Gorongosa donde se encuentra acantonado, junto a un millar de personas que hacen maniobras militares, y amenaza con volver a la guerra. RENAMO acusa al gobierno del FRELIMO de haber expulsado del ejército a todos los excombatientes de su partido y de no pagarles las pensiones acordadas, como recogían los acuerdos de paz. El gobierno desplazó tropas hacia Gorongosa y tras negarse reiteradamente a negociar con los rebeldes, finalmente, accedió a reunirse, el pasado 3 de diciembre, con la oposición sin que hasta el momento se haya llegado a un acuerdo, pero se dieron cita para una segunda ronda de conversaciones una semana más tarde.
Por su parte, el gobierno de Harare está desplegando tropas en la frontera entre Zimbabue y Mozambique en previsión del conflicto. Para este país es vital defender el oleoducto que une el puerto mozambiqueño de Beira con Harare.
Como en tantos otros lugares, nunca se aprende de la historia, y las mayorías absolutas se vengan e imponen sus criterios sin pensar en el bienestar de todos los habitantes del país.
Vista de Mueda desde el Centro de interpretación
Todas las fotos, Chema Caballero.
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