Con pedir perdón no basta
El nuevo gobernador del Banco de España, repasando los últimos diez años, ha admitido que “se actuó con poca decisión, de modo insuficiente o inadecuado”. Esas tres actuaciones han marcado una década que debería haberse caracterizado por unas decisiones anticíclicas del regulador antes que haber permitido las tropelías de las entidades financieras de las que ahora tanto nos lamentamos. Se ha actuado con “poca decisión” cuando se ha permitido que cajas de ahorros centenarias, que han servido para canalizar el ahorro y la inversión de las clases medias, pymes, pueblos y personas en riesgo de exclusión, hoy se vean convertidas en bancos o abocadas a la desaparición.
Se ha actuado “de modo insuficiente” cuando, con crecimientos del 23% anual del crédito entre 2004 y 2007, el regulador emite en 2010, dos años después del inicio de la crisis, una circular sobre nuevos principios de gestión de riesgos, una vez que las entidades financieras acumularon en sus balances millonarios activos de espoleta retardada.
Y se ha actuado de “modo inadecuado” cuando se ha permitido la práctica desaparición de la Obra Social de las cajas, y con ella, la posibilidad de vertebrar territorios, de dar voz a los más vulnerables y de permitir actuaciones que dignificaran a los colectivos con mayores necesidades. Esta moda de pedir perdón por parte del nuevo en el puesto, argumentando en su defensa que los errores los cometieron los anteriores, ya no vale en estos nuevos tiempos. Perseguir las responsabilidades, sí.— Tomás Boyano Sanz.
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