Tentación deportiva

La tercera entrega del Boxster, el deportivo más asequible de Porsche, avanza en diseño, potencia y dinamismo y mejora también el consumo para mantenerse entre los descapotables compactos más deseados. Y como ahora gasta menos, paga menos impuesto de matriculación y es unos 600 euros más barato que el actual. El Boxster básico rinde 265 CV, cuesta 52.789 euros y aporta ya el carácter y prestaciones que se esperan de un Porsche, con una mejor relación entre coste y poderío que el Boxster S, que sube a 315 CV y 67.135 euros.

Ambos estrenan una imagen más moderna, un interior de mayor calidad y una capota eléctrica que aísla mejor y es más rápida: se abre y cierra en nueve segundos y puede accionarse en marcha hasta 50 km/h. Y mantienen los dos maleteros: uno delante (150 litros) y otro atrás (130).

En lo que se refiere a la mecánica, el nuevo modelo es más ligero y tiene un chasis más capaz, lo que se traduce en un dinamismo superior. Es más deportivo que los Audi TT Roadster y BMW Z4, pero también menos cómodo. El motor, que va situado tras el habitáculo, como en los monoplazas de carreras, resulta clave en su agilidad. También la ligereza: las dos versiones pesan menos de 1.400 kilos. Además, el chasis recibe ejes más anchos que incrementan el agarre y una mayor batalla (distancia entre los ejes delantero y trasero) que refuerza el aplomo en recta y dulcifica las reacciones en curva. Pero lo mejor es que permite disfrutar una deportividad contundente con un consumo muy razonable. El Boxster gasta 8,2 litros de media con cambio manual de seis marchas y baja a 7,7 litros con el automático PDK de siete. El Boxster S se queda en 8,8 y ocho litros.

El punto negro es el equipamiento, porque detalles que vienen ya de serie hasta en los modelos populares hay que pagarlos aparte: climatizador, bluetooth... Entre las opciones destaca la suspensión electrónica PASM, que mejora el confort y el dinamismo.