_
_
_
_
_
LA PARADOJA Y EL ESTILO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La isla del tesoro

"Obregón y Mallorca fueron una obra mucho más duradera y revisitable que cualquiera que idearan Matas o Camps. Nunca se aclaró si quien iniciara la estimulante tradición de los posados a pie de playa fuera Ana Obregón o Norma Duval"

Boris Izaguirre
Ana Obregón, fotografiada en Palma de Mallorca, en el verano de 2001
Ana Obregón, fotografiada en Palma de Mallorca, en el verano de 2001CARLOS ÁLVAREZ (GETTY)

La realidad y la ficción están hechas de grandes frases y grandes poses. En Casablanca, por ejemplo, hay un buen puñado. “El mundo se desmorona y nosotros nos estamos enamorando”. En nuestra realidad cotidiana hay también mucha creatividad. Desde el “ha sido un placer, pero no hablará más con ustedes porque se acercan lluvias”, que dijera el abogado portavoz del duque de Palma a los periodistas para hacerles saber que no seguiría atendiéndoles a la puerta de su despacho, hasta la frase extraordinaria de Francisco Camps en su fallera entrevista en la revista Telva: “Ahora está de moda la austeridad y eso está muy bien”. ¿Una moda felizmente pasajera?

Parece que tantas horas en el banquillo, ensimismado en pensar o tararear algo que le impidiera escucharse a sí mismo en las grabaciones de sus conversaciones con los cabecillas de la trama Gürtel, han generado en el expresidente un sentido de la realidad disociado. La descripción de su casa valenciana que ofrece la entrevista es el hogar de un hombre que puede reunir a Concha Márquez Piquer con Spotify y lucir un retrato de Audrey Hepburn hecho por Antonio de Felipe, confirmando que, en Valencia, la política y el pop van de la mano. Aunque la casa resulte muy confortable, no pretende permanecer para siempre en ella: al ser oficialmente inocente, Camps esta encantado de hablar y de imaginarse liderando su propio partido en campaña entonando canciones de la Piquer. En el Partido Popular se han puesto exageradamente en alerta mostrando demasiado malestar hacia la entrevista. ¡Poses!, como si no hubieran entendido el mensaje. La austeridad está de moda, y las modas pasan, y los faroles, también. El estilo y la negociación, que es lo que perdura, se funden. Es confundir creando más confusión, no se trata de una Valencia con el déficit más alto de todas las Comunidades, sino de una Valencia “deficitariamente financiada”, como bien especifica Camps en su entrevista. Los políticos adoran una buena frase, cualquiera que sea su significado.

Matas, ese otro expresidente, no ha sido declarado inocente, sino culpable, pero el fiscal ha conseguido que no entre en prisión porque no atisba riesgo de fuga. En las repúblicas bananeras, los presuntos y los imputados siempre acostumbran a escaparse antes de que se les inicien juicios. Huyen en aviones cargados de cuadros y maletas con dinero que despegan en medio de la noche. Ahora que en Mallorca están preo­­cupados por las salpicaduras en su marca por lo del expresidente y lo del instituto Noos, es un bálsamo que la sentencia de Matas coincida con el lanzamiento de las memorias de Ana Obregón. Sí, en España se dan estas coincidencias: el PP puede ganar mañana en Andalucía con Arenas y perder contra Álvarez Cascos en Asturias. Matas es condenado y Obregón estrena memorias.

Al ser oficialmente inocente, Camps está encantado de hablar y de imaginarse liderando su propio partido en campaña entonando canciones de la Piquer

Obregón y Mallorca fueron una obra mucho más duradera y revisitable que cualquiera de las que idearan Matas o Camps. Nunca se aclaró si quien iniciara la estimulante tradición de los posados a pie de playa cada verano fuera Ana Obregón o Norma Duval, nunca se aclaró lo suficientemente si una diva plagió a la otra, quién fue Colón y quién Américo Vespucio en esas aguas. Cual se rebozó públicamente primero en las arenas de Palma. Si se recuerda bien, y esto fue en los prehistóricos años noventa, Obregón abría la temporada a veces antes de tiempo, y Duval venía después, sin prisas, para cerrarla, dejando también una posibilidad para enseñarnos cómo florecían sus hijos hacia finales de agosto. Ana gustaba de interpretar el estilo de Bo Derek, siempre saliendo de entre la espuma, húmeda y sonriente, algo más que Venus. Los posados se terminaron en la medianía de 2000.Obregón se sentía cinematográfica y posaba como ventilada por una tramontana emocional. Duval era más mayestática y aparecía entre las rocas siempre con un calculado pie delante, como se colocan las vedettes a pie de escalera allá en París.

Los posados de Obregón y Duval pertenecen a una España con burbujas, femenina y sexi, mientras que los posados de Camps y Matas delante de los juzgados saben a un refresco que perdió sus burbujas, pastoso y caliente. Los posados de las divas responden a una iniciativa privada; los de los expresidentes, a la iniciativa pública. En Obregón, al ser bióloga, había una función científica casi didáctica en su contacto con las algas y el yodo. En Duval puede hablarse de la evolución artística lógica desde Toulouse-Lautrec hasta Gauguin. De las luces y el desenfreno de París a las arenas tórridas de la isla del tesoro. Por eso, los que se preocupan por el destino de la marca Mallorca tras la condena a Matas deberían empezar a tantear una persona que pueda recuperar el esplendor de aquellos posados. Pero, ¿quién tendrá el desparpajo y las curvas de Obregón en aquella playita despreocupada de la Ley de Costas? ¿Y quién tendrá el aplomo de toda esa Norma Duval que viajó del biquini al bañador entero sin olvidar las normas?

Mallorca necesita ese posado más que nunca. Recuperar ese optimismo y esa norma que tuvimos cuando éramos ricos. Obregón se nos hizo exiliada literaria en Florida. Duval fue nadando cada vez más lejos de Palma hasta convertirse en señora de Tagomago.

Sí, la austeridad esta muy bien, pero no tanta.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_