El desarme de ETA
Aseguraba Joseba Segura en una entrevista a EL PAÍS el pasado 13 de marzo, que la política de línea dura del Gobierno puede retrasar la disolución de ETA. Lo curioso es que él mismo afirma expresamente que ETA no volverá a las armas sea cual sea la postura del Gobierno. Si eso es así, entonces no consigo ver la relación entre flexibilización de la ley y desarme. ¿Qué tiene que ver la política penitenciaria aplicada a presos terroristas con la decisión de entregar las armas por parte de los miembros en libertad, si de todos modos estas no van a usarse? A mí me suena a lenguaje doble-vinculante, afirmo verbalmente algo para negarlo no-verbalmente o dicho en lenguaje común una amenaza oculta, o sea, el viejo y conocido lenguaje terrorista: O me salgo con la mía o te pongo una bomba. Porque si no es para ponerla, ¿para qué la conservan?
Si la política policial ha llevado a estos resultados, apoyaría que se continuase en ella hasta la total y absoluta disolución y enjuiciamiento de todos y cada uno de los miembros de ETA. No sé si es el camino más corto, pero lo considero el más seguro y válgame aquí el juego de palabras.— Adolfo Barguilla.
