Pagar por trabajar
Hay agencias que cobran 600 por buscarte un trabajo en el extranjero. Y Mientras los jóvenes de media Europa luchan contra estas injusticias, aquí no ponemos el grito en el cielo a no ser que unos controladores interfieran en nuestras vacaciones
Tengo 24 años, estoy recién licenciado y, visto el panorama, no tengo aspiraciones de encontrar un trabajo digno con mi carrera de Administración y Dirección de Empresas. Cuando terminé la licenciatura sabía que empezar a trabajar iba a ser difícil sin un expediente realmente brillante. Preparé un buen currículum, y me apunté a varias páginas de búsqueda de empleo donde me inscribía en las diferentes ofertas de trabajo como quien sella un billete de lotería. Si ya es difícil encontrar ofertas remuneradas para jóvenes sin experiencia -que me expliquen como voy a conseguirla-, lo realmente duro es ver que para un solo puesto de trabajo son más de 800 inscritos. Imposible.
Decidí probar con otro método. Busqué gestorias, asesorías fiscales y cualquier tipo de empresa mediana que tuviese relación con mis estudios y con página web y dirección electrónica. Envié decenas de currículums y de cartas de presentación, casi siempre personalizadas. De los cerca de 100 correos que mandé, unos 15 obtuvieron respuesta, casi siempre automática, dando las gracias e informando de que pasaba a formar parte de una base de datos para futuras contrataciones. Una empresa me llamó, concretamente una asesoría de comunicación, concertando una entrevista para el lunes siguiente. Planeé el viaje, preparé la entrevista y llegué puntual a la cita. Nada más empezar la entrevista, justo después de preguntarme sobre cómo me había ido el largo viaje, me advirtió de que la entrevista no era para un puesto vacante actual, sino que se trata de un proceso previo a incluir mi currículum en la base de datos. 1000 kilómetros en dos días para conseguir que metan mi ficha en una carpeta con 50 aspirantes más.
Aún así, esto no es lo más denigrante. Totalmente hastiado y cansado, cambié el chip y pensé en mejorar mi inglés en el extranjero para volver cuando las cosas estén mejor y con mucho mejor nivel de inglés. Hace unos años la posibilidad de irte a Londrés, Dublín, o cualquier otra ciudad anglosajona importante, y encontrar un trabajo rápido era relativamente fácil. Ahora, por razones evidentes, no lo es tanto. Así que preferí utilizar la opción de irme mediante agencia. Estas agencias operan en España y funcionan consiguiéndote un trabajo, normalmente de perfil bajo, tras el cobro de unos 600 euros. Pagar para trabajar. Lo sorprendente fue que al llamar a varias de ellas, todas me dijeron lo mismo: hasta dentro de unos meses no hay nada. Y es que ya no sólo requerimos sus servicios jóvenes estudiantes con ganas de mejorar nuestro idoma, sino que españoles sin aspiraciones aquí están dispuestos a pagar por trabajar, sea donde sea y sea como sea.
Y mientras los jóvenes de media Europa luchan contra estas injusticias, aquí no ponemos el grito en el cielo a no ser que unos controladores interfieran en nuestras vacaciones. Así nada va a cambiar.
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