Hasta que la policía nos separe

Hasta que la policía nos separe. Es lo que con un poco de guasa podrían decir ante el párroco aquellos que se valen de un matrimonio de conveniencia para regularizar su situación. En Girona, 60 casos inscritos en los registros civiles de la provincia entre finales de 2008 y 2009 están bajo sospecha, según han confirmado fuentes policiales. Los agentes investigan enlaces entre indios o paquistaníes y mujeres de España y del resto de Europa por hasta 6.000 euros, según ha desvelado hoy la Cadena Ser.

"Todavía no sabemos exactamente cuántos de esos matrimonios son de verdad y cuántos no", han explicado esas mismas fuentes. En los casos investigados hay dos patrones de comportamiento: uniones con mujeres del resto de Europa y uniones con mujeres españolas. En el primer grupo, cada uno tiene una casuística particular. Pero en el segundo, los agentes han detectado que las mujeres son siempre de etnia gitana de las localidades de Valencia y Castellón.

"A veces son grupos de amigas, que se dan la voz unas a otras. Estamos investigando si son todos de un mismo municipio", han relatado esas mismas fuentes. Por ahora los agentes aún no han dado con el cabecilla de la red. "Tenemos que cruzar datos con el resto de comisarías porque esto pasa en toda la costa, desde Cádiz hasta aquí", han asegurado. Los agentes buscan también a los que sirven de enlaces entre las mujeres y los indios y paquistaníes, que se llevarían una comisión por cada matrimonio.

Las misas suelen oficiarse en pequeñas parroquias de la provincia, de las comarcas de la Garrotxa y la Cerdanya, para no llamar la atención. Además de que el matrimonio es un fraude porque cada uno se va por su lado, los novios suelen falsificar sus partidas de nacimiento.

El Ministerio de Justicia denegó el año pasado 577 peticiones de matrimonio por sospechar que pudieran ser matrimonios blancos, que es como se conoce en el argot policial las uniones por conveniencia. La cifra es un 28% superior que en 2007.