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¿Cómo funcionan los bancos que solo están en tu móvil?

Pequeña guía para no perderte en el mundo de las entidades financieras nativas digitales

Luis Tinoco

Bnext, N26, Revolut, 2Getherglobal… Los nombres de los neobancos y los challenger banks –plataformas on line que ofrecen productos financieros en directa competencia con las entidades tradicionales– empiezan a sonar también en España. Hijos de la digitalización del sector financiero, estos bancos prometen hacer lo que ofrecen las oficinas de toda la vida, pero de forma más rápida, transparente, sin intermediación y sin salir del móvil. Si los challenger banks lo hacen autónomamente, a través de una licencia muy parecida a la de las entidades clásicas, los neobancos se apoyan en estas últimas para proveer una parte de sus servicios y no necesitan de la ficha tradicional.

Una herramienta para ‘millennials’

Que la banca esté on line –ya sea en la pantalla del ordenador o en una aplicación– no es ninguna novedad: todas las entidades financieras tradicionales tienen por lo menos una app (algunas muy avanzadas) que sus clientes pueden utilizar como si fuera una oficina virtual, no solo para consultar el saldo de una cuenta, sino también para desactivar una tarjeta en caso de robo o extravío, o contratar productos o servicios, entre otras operaciones. “Pero la banca on line no goza de la visibilidad de la que disfrutan los bancos que son nativos digitales”, destaca el director del sector financiero de IE Business School, Manuel Romera.

Para Romera, estas plataformas se proponen como herramientas “modernas, desenvueltas, ágiles, caracterizadas por una gestión eficiente, y con la posibilidad de abrir una cuenta instantáneamente o de comprar solo lo que el cliente quiere, sin que le propongan nada que no desee, y de forma instantánea”. Su público objetivo son los millennials, los jóvenes que “quieren el on line para desayunar, comer y cenar”, añade.

Gratuidades con límites

Una de las principales ventajas de los neobancos y los challenger banks son sus precios y sus comisiones muy reducidas, gracias a “una estructura de coste muy eficiente, al no tener sucursales físicas”, afirma Antonio Herraiz, director del programa de innovación y tecnología financiera del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Las nuevas entidades ofrecen también “una gran experiencia con un alto nivel de personalización”, ya que pueden comercializar productos de otras fintech.

Es el caso, entre otros, de Bnext, un neobanco español que cuenta ya con 20.000 usuarios de su VISA, y más de 20 millones de euros en transacciones. “Algunos de nuestros servicios nos lo proveen empresas terceras que nos cobran por ellos”, se lee en un apartado de su app. En estos casos, el banco móvil propone al cliente un uso gratuito limitado cada mes y, una vez superado el techo, repercute los gastos que los terceros le cobran. De esta forma, comprar con la tarjeta de Bnext en comercios españoles es una operación ilimitada que no tiene ningún coste, pero hacerlo en países de la UE que no utilizan el euro o fuera de ella está limitado a 2.000 euros de gasto por mes natural. Dentro de este límite, la entidad devuelve la comisión del 1,15% que los proveedores aplican en el primer caso, y del 1,5%, en el segundo.

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De la misma manera, si retirar billetes de un cajero en España no tiene coste, puesto que Bnext devuelve la comisión que aplica el banco del distribuidor, no es posible sacar dinero de forma gratuita más de tres veces por mes natural. En los países de la UE cuya divisa no es el euro o fuera de la UE, Bnext repercute las comisiones del cajero, aunque devuelve las comisiones del 1,15%, en el primer caso, y del 1,5%, en el segundo, pero con un límite de 500 euros de gasto por mes. Por el contrario, dar de baja la cuenta es siempre sin coste, tanto si se hace antes de la caducidad, como después. Las tarjetas de chip o contactless son gratuitas y, para sustituirlas en caso de robo, extravío o deterioro, se pagarán solo los 5 euros de gasto de envío.

¿Son seguros?

Más allá de los pormenores sobre las condiciones que aplican a sus productos, la pregunta que estas nuevas entidades levantan en los usuarios de banca más conservadores se refiere a su nivel de seguridad. En otras palabras, ¿confiaríamos a estos bancos virtuales cantidades importantes de dinero? Herraiz, de IEB, no tiene dudas: “Tanto los challenger banks como los neobancos son entidades seguras, especialmente estos últimos, ya que están respaldados por entidades tradicionales para ofrecer productos de crédito”, zanja.

Romera, de IE Business School, se muestra algo más prudente al respecto. “Si la seguridad del Banco Popular no estaba garantizada aunque se dijo que era la entidad más eficiente del mundo, ¿qué se puede decir de challenger banks y neobancos, que llevan en el mercado muy poco tiempo?”, se pregunta. Y añade: “Los hay de todo tipo, desde los que están regulados de forma absolutamente idéntica a cualquier otra entidad, a los que son opacos a la legislación, y saber en qué gradiente está cada uno resulta difícil, por la extrema complejidad de la regulación del sector financiero”, afirma.

Sea como fuere, Herraiz anima a probar un neobanco o un challenger bank con el objetivo de “comparar y ser más exigente con su banco tradicional”. Para él, de las entidades nativas digitales acabarán beneficiándose todos los clientes de la banca, “por la gran competencia que traen al sector”.

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