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Desocupación y crisis

Más grave aún que el paro juvenil

Los desempleados de larga duración son los que tienen más difícil volver a encontrar un trabajo

Manuel V. Gómez
EL PAÍS

Cuanto más tiempo pasa alguien en paro, más difícil es que vuelva a encontrar empleo. Esta máxima, que conocen bien los departamentos de recursos humanos de las empresas, se ha convertido, más de cinco años después de haber comenzado la crisis, en una amenaza muy seria en el deteriorado mercado laboral español. En los últimos meses, la atención se ha dirigido principalmente a un dato demoledor, el 56,1% de los jóvenes está en paro. En cambio, la mayor parte de expertos centran su mirada con temor en otro dato, casi 3,5 millones de parados de los seis que hay llevan más de un año sin trabajar, son desempleados de larga duración.

“Es un problema más grave que el paro juvenil”, sentencia Ángel Laborda, director del panel de coyuntura de Funcas. De la misma opinión que este economista es el catedrático de Sociología del Trabajo en la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Prieto, que subraya como esta situación se ha ido agravando durante la crisis y ya afecta a del 58,4% de los desempleados.

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“La probabilidad de encontrar empleo disminuye con la duración del paro”, incide el Banco de España en su boletín económica de mayo. Marcel Jansen, profesor de Economía la Universidad Autónoma de Madrid, ahonda: “Las probabilidades de encontrar empleo descienden con la duración del paro. El capital humano y las habilidades del trabajador se deprecian”.

Desde el Instituto de Estudios Laborales de ESADE, Àngels Valls, explica este fenómeno de una forma práctica: “A la hora de contratar a alguien, las empresas tienen en cuenta la experiencia. Este factor cuenta mucho. Haber estado en contacto con el sector hace poco, es muy importante, te da un conocimiento decisivo que te da ventaja. Por ejemplo, alguien que ha sido comercial antes de la crisis, ha trabajado en un entorno completamente distinto a alguien que lo ha sido hace poco”.

“Al estar parado pierdes competencias, no las usas y las empresas cada vez te reconocen menos”, sintetiza Prieto.

Al comienzo de la crisis, el paro de larga duración no era un problema de la dimensión actual. Dada la avalancha inicial de desempleo y la velocidad a la que se destruyó empleo, la mayoría de gente sin empleo llevaba poco tiempo en paro. En 2008 quienes no habían trabajado en el último año apenas sumaban medio millón de personas, poco más del 20% de todos los desempleados. Pero a medida que ha pasado el tiempo, la crisis sigue sin resolverse y, en consecuencia, no se crean empleos y el problema se agranda. De hecho, según la EPA, fuente de todos los datos de este reportaje, en 2012 había más de un millón de parados que no habían trabajado en los últimos tres años.

Conforme ha crecido el tamaño de este colectivo, el fenómeno se ha generalizado. Como recuerda Prieto, antes el desempleo de larga duración —en Estados Unidos se considera que alguien sufre esta situación a partir de los seis meses— afectaba a jóvenes y mujeres. Pero en los últimos años, ya con la crisis, el perfil de este colectivo se ha generalizado. De hecho, el grueso se centra en quienes tienen entre 30 y 55 años, 2,2 millones.

Y es esto precisamente, que haya tantos afectados de esa edad, lo que agrava la situación y convierte el paro de larga duración en un problema más grave que el paro juvenil. Por mucho que instituciones, Unión Europea y organismos internacionales hayan fijado el foco en el paro juvenil. La explicación: cuando alguien ya tiene esa edad tiene mucho menos margen de maniobra, suele tener hijos e hipoteca, no puede permitirse el lujo de volver a estudiar sin tener otros ingresos y las posibilidades de emigrar se reducen. Y, por último, como explica Jansen, también de Fedea, “tienen más tiempo para recuperarse de las pérdidas que alguien más mayor”.

Pese a este análisis, Jansen no olvida subrayar la gravedad del desempleo juvenil. “Los jóvenes son más vulnerables al paro”, subraya. Sin embargo, también fija el foco “en los parados mayores de 45 años y en los de larga duración con bajos niveles de formación”.

Este último colectivo también ha crecido mucho con la crisis. Ya en las épocas de vacas gordas, este colectivo suele ser el que tiene más problemas para encontrar empleo. Pero ahora la situación se complica y, aunque el desplome laboral ha afectado a todos los trabajadores (desde los menos formados hasta los más), quienes han pasado más de un año sin trabajar y no tienen ni completada la formación secundaria suman 1,7 millones.

Estos datos llevan a Prieto a lamentar: “Estamos en una situación angustiosa”. A continuación reclama “acción pública”, aunque es consciente de las limitaciones presupuestarias que impone la UE.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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