El FMI plantea vetar las actividades de más riesgo a los bancos
El Fondo admite que el sistema financiero no está sano pese a las reformas Propone vigilar de cerca la banca en la sombra y los bancos demasiado grandes para caer
Han pasado ya más de cinco años desde que estalló la crisis financiera mundial que, con su contagio a la economía real, dio lugar a la Gran Recesión, la mayor crisis desde la Gran Depresión del siglo pasado. Como reacción al origen de la crisis, se han puesto en marcha una avalancha de reformas regulatorias para intentar hacer que el sistema financiero sea más seguro, pero el Fondo Monetario Internacional reconoce en un informe publicado hoy que el objetivo no se ha conseguido. Por eso, plantea tomar medidas más drásticas e incluso abrir un debate sobre la posibilidad de vetar a los bancos ciertas actividades, las consideradas de más riesgo.
El análisis, un adelanto del Informe de Estabilidad Financiera que se presentará el mes próximo en la asamblea del FMI, señala que las reformas que se están aprobando están orientadas en la dirección correcta, “para hacer que los mercados y las instituciones sean más transparentes, menos complejos y menos apalancados”. Pero también se sostiene que en algunos aspectos las reformas deben perfeccionarse, que se necesita trabajar mucho más para ponerlas en práctica y que en muchos casos el sistema sigue siendo vulnerable y excesivamente complejo, y las actividades están demasiado concentradas en las grandes instituciones.
“No vemos aún el impacto de las reformas; su implementación está muy rezagada y la crisis sigue su curso", según Laura Kodres, responsable de análisis de la estabilidad mundial en el Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI. Tal y como ha destacado, "no se puede decir que el sistema sea más seguro".
Además, los bancos están encontrando la forma de escapar de la nueva regulación antes de que esté siquiera completada. Por un lado, se están desarrollando productos innovadores para sortear algunas de las nuevas normas. Por otro, las nuevas regulaciones bancarias pueden "alentar el desplazamiento de ciertas actividades hacia el sector financiero no bancario, que no está alcanzado por dichas normas", señala el FMI.
Entre los riesgos que persisten, el FMI señala que "la dependencia de la financiación mayorista (no relacionada con los depósitos) es muy elevada, las vinculaciones entre las instituciones financieras nacionales son muy fuertes y los productos financieros complejos están adoptando nuevas formas".
El organismo concluye que hay mucho por hacer y pone sobre la mesa "la necesidad de un debate a nivel mundial acerca de los pros y los contras de imponer restricciones directas sobre ciertas actividades realizadas por los bancos, en lugar de exigirles solamente que mantengan un mayor nivel de capital para estas actividades", en una aparente alusión a las actividades de más riesgo, como la operativa con derivados o la toma de posiciones especulativas por cuenta propia.
Además, el Fondo reclama estrechar la vigilancia sobre las instituciones financieras no bancarias que planteen riesgos sistémicos dentro de lo que se conoce como "banca en la sombra”.
Otro aspecto en el que avanzar es en el fomento del uso de productos financieros más sencillos y estructuras organizativas más simples. Los productos estructurados y los derivados han estado entre los que han amplificado la crisis financiera y han provocado mayores pérdidas a las entidades y a sus clientes.
El Fondo ve riesgo de que los grandes grupos bancarios con ventajas de escala podrían estar en mejores condiciones de absorber los costes de las nuevas regulaciones y, como resultado, quizá adquieran aún más prominencia en ciertos mercados, aumentando su grado de concentración, agravando con ello el problema de las entidades "demasiado grandes para caer". Por eso, el organismo reclama también "mayores avances en los mecanismos para resolver la situación de las grandes instituciones que incurran en dificultades financieras, como un proceso de resolución transfronteriza". El Fondo plantea incluso limitar los modelos de negocio permitidos. La idea es que no haya bancos demasiado grandes para ser liquidados o, dicho de otra forma que obliguen a que los contribuyentes corran con el gasto del rescate, como ha ocurrido durante la actual crisis.
¿Más seguridad, más crecimiento?
En otro análisis también publicado hoy por el Fondo, se analiza hasta qué punto un sistema financiero más seguro contribuye a un mayor crecimiento económico. Según dicho análisis, "ninguna estructura financiera es la alternativa óptima para responder a todas las circunstancias posibles. Lo que es bueno para China quizá no lo sea para Alemania, y lo que sirve en Japón puede no funcionar en Estados Unidos".
En general, la economía lo hace mejor si cuenta con bancos bien gestionados, regulados y supervisados, que cuentan con sólidas reservas financieras. Sin embargo, más allá de cierto punto, mantener una gran reserva de capital puede comenzar a frenar el crecimiento. “Un sistema que sea demasiado seguro puede limitar la cantidad de fondos disponibles para conceder préstamos”, según Kodres. "Ni demasiado caliente ni demasiado frío: en el punto justo", es lo que recomienda el FMI.
Otra de las conclusiones del estudio es que las conexiones transfronterizas a través de los bancos extranjeros son beneficiosas en la mayoría de los casos, pero durante una crisis pueden generar inestabilidad. El hecho de que existan conexiones financieras entre bancos de distintos países puede significar que lo que comienza como un problema en Estados Unidos se transmita rápidamente al resto del mundo. En lugar de ser una vía para compartir el riesgo, tales conexiones se convierten en un canal de contagio.
Jan Brockmeijer, segundo en el departamento del mercado de capitales del FMI ha asegurado que "el reto es grande, especialmente en este periodo de transición". Aunque ya hace tiempo que se han iniciado los ajustes, el miembro del Fondo ha asegurado que "la agenda está aún lejos de ser completada y aplicada. Estamos al comienzo del viaje y vamos en la buena dirección. Pero es necesaria más perseverancia para llegar al final".
La asistente del departamento del mercado de capitales, Laura Kodres, ha incidido en que "la estructura no ha cambiado mucho respecto a la que había antes de la crisis, persisten los mismos problemas. No se puede decir que el sistema sea más seguro". La reforma debe recalibrar las actividades de riesgo. También ha señalado que en este momento hay que "pensar en los efectos colaterales de la acción" de un país, porque hay "algunos que van más rápido en la reforma que otros". También insiste en que la crisis fue global y que las soluciones deben ser globales: "La globalización debe servir para compartir riesgos".
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