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Calvo admite el uso indebido de coches de control de tráfico

Su mano derecha los empleaba como si fueran su vehículo oficial

El Ayuntamiento de Madrid abonó entre 2005 y 2011 casi 70 millones de euros por "los servicios de transmisión de datos, de gestión de los sistemas de información y de la regulación automática de las señales luminosas, relacionadas directamente con el control del tráfico". En el punto 6.16 de las condiciones de la contrata se estipulaba que las empresas adjudicatarias debían proporcionar "todos los días laborables y durante la jornada completa de trabajo de los servicios técnicos un vehículo con conductor, sin cargo alguno, para el traslado del personal perteneciente a aquellos servicios técnicos en el desempeño de sus funciones de vigilancia y control de los trabajos contratados".

Según el contrato, los vehículos debían servir para inspecciones
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Las adjudicatarias, Etramad y Telvent, pusieron a disposición del Ayuntamiento los vehículos y tres conductores (uno por zona) para realizar esos servicios técnicos. Sin embargo, entre 2005 y 2011, dichos coches fueron usados para tareas diferentes de las estipuladas en el contrato, según una denuncia periodística investigada por el Ayuntamiento. Entre los implicados en las presuntas irregularidades está Javier Conde, mano derecha entonces y ahora de Pedro Calvo, que en ese periodo era delegado de Seguridad y en la actualidad es responsable del área de Economía. El edil explicó ayer: "Conde en ningún momento ha reconocido ni manifestado haber utilizado ninguno de esos medios para cosa distinta a la tarea que tenía encomendada en aquel momento como director general de Movilidad; y que en ningún caso los utilizó para fines personales ni familiares".

Según la denuncia investigada, Conde hizo un uso irregular de vehículos (primero un Citroën C-4, luego un C-5) que debían emplearse para las inspecciones de semáforos. En concreto, y tal y como ha reconocido el propio Calvo, lo empleaba para las tareas propias de su cargo como director general. Es decir, como si de un coche oficial se tratara. Y, según la denuncia investigada, también para ir a conferencias y cursos de verano, a sedes del PP en semanas previas a las elecciones municipales de 2007, e incluso en una ocasión, al estadio Santiago Bernabéu en tarde de partido.

A partir de la marcha de Conde y de su sucesor, José Luis Molinero (que solo pasó un mes en el cargo), el uso de estos vehículos para fines particulares por parte de funcionarios de Tráfico y Circulación se generalizó. Según la denuncia investigada, tanto Conde como otros altos cargos lo sabían.

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